Desgraciadamente el tráfico impidió que llegara a ver a Darkest Hour. Les tenía ganas y me dicen que cumplieron con creces. Otra vez será.Acto seguido DevilDriver. Antes del concierto no entendía por qué tocaban antes que Bring Me the Horizon. Pronto me aclararon las dudas. La banda de Def Fafara ofreció un decálogo de cómo hacer un concierto monótono, aburrido y hasta soporífero.

Consiguieron levantar el ánimo de los más jóvenes pero ello no quita que, viéndolos con objetividad, cayeran tan abajo en el cartel. “Before the hangman’s noose” fue su mejor momento mientras que temas idóneos para volver loco al personal como “I could care less” o “End of the line” mostraron a una banda con poca movilidad sobre el escenario y que no supieron aprovechar la oportunidad de meterse en una gira que podía reportarles muchos seguidores.

A Bring Me the Horizon les vi en Graspop hace unos años. No pasaban de grupo del montón. De hecho en disco no me agradan. Ni ellos ni su estilo. Sí, esto no es objetivo, lo sé. Todo lo contrario.
No daba un duro por ellos antes de empezar y me convencieron a base de fuerza y entrega pese a que el Metalcore / Deathcore y yo no somos amigos. Los de Sheffield lo dieron todo y el público lo agradeció. Desde un primer momento Oliver Sykes empezó a pedir Walls of Death, circle pits e historias de este estilo.

La juventud respondió y Razzmatazz se convirtió en una olla a presión. Todo iba muy bien hasta que Oliver se encaró con alguien de las primeras filas. A él no le descentró ese altercado que no pasó a mayores. A mí sí. A partir de ese momento le perdí el punto al concierto porque estoy cansado de niños tatuados hasta las cejas que creen que por tocar en una banda de éxito (¿no creerán Bring Me the Horizon que esto les va a durar toda la vida verdad? Y sino que le pregunten a Limp Bizkit hace diez años…), tatuarse hasta los ojos y parecer los chicos más malos del barrio pueden hacer lo que quieran… en fin, buen concierto, muy intenso y que les sirvió para darse un baño de masas ante una audiencia entregada.

Doctor, Doctor tengo un problema de cervicales ¿me recomienda usted ir a ver a Machine Head?
Y por fin, con diez minutos de retraso, saltaban a escena Machine Head. Amigos lectores… ante vosotros una de las bandas más grandes de Metal de los últimos 20 años.
Desde la inicial “I am hell (Sonata in C#)” quedó claro que estábamos ante la mejor versión de Machine Head que ha visitado Barcelona. La banda está muy conjuntada y no les hace falta ni mirarse para saber qué tienen que hacer en cada momento. Son los Machine Head más maduros que he visto.

Un sonido atronador acabó de copar todas las expectativas. El respetable loco desde los primeros acordes y con “Be still and know”  la banda acabó de conquistar Barcelona. Robb Flynn I de Barcelona. Demasiado pronto cayó “Imperium”, la joya de su corona. Circle pits por un tubo, desfase generalizado y la banda gozando sobre las tablas. Descomunal. El mejor momento de la noche con diferencia.
“The blood, the sweet, the tears”, un tema que no siempre tocan para desgracia de muchos resurgió su viejo material y mostró a las viejas generaciones copando el protagonismo mientras que los más jóvenes centraban su air guitar y sus molinillos en todo lo referente a “Unto the locust” y “The blackening”. “Aesthetics of hate” nos unió y “Old” fue el punto de desencuentro más claro hasta el punto que Robb preguntó “quién era la primera vez que les veía en Razzmatazz” y “quien les vimos en 1997 cuando vinieron acompañados por Misery Loves Co. y Entombed… aún quedamos unos cuantos de aquella hornada…

Grandes y poderosas “Bulldozer” y “Ten ton hammer” y más aún el cierre con “Halo” y la incombustible “Davidian”.
Robb se sorprendía continuamente ante el entusiasmo y el empuje del público catalán mientras Phil Demmel se hartó a tirar púas por la zona que estábamos y la curiosidad del concierto fue que una de las que tiró cayó dentro del escote de una chica que tenía yo al lado ¿casualidad? No lo sé pero puntería sí que tuvo.

 

Por otra parte, siempre resulta excitante ver la sala con sold out y con la planta de arriba abierta y repleta de gente y a la banda encomendándose a ellos también, e incluso con Dave McClain tirando baquetas a esa zona y un chico coger una al vuelo sin caerse al vacío… qué arte… aunque para arte el de otro chico que cogió un vaso lleno de líquido que tiró Robb boca arriba y bebérselo… claro, ya lo dijo Robb al ver eso, que en Barcelona somos bebedores profesionales.

En definitiva, noche para el recuerdo, para sumar a la lista de veladas inolvidables de la sala y de los que allí estuvimos. Esperemos que no tarden 14 años más en venir solos a esta sala.
Doctor, doctor, no le hice caso, fui a ver a Machine Head y estoy como nuevo. No recete partillas ni cremas ni historias. Machine Head lo curan todo.

Texto: Marc Gutiérrez ( Crónica en colaboración con Empire Magazine )
Fotos: Archivo MS.COM

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Machine Head: Unto the Locust // Roadrunner Records ( Warner Music )