Alter Bridge + As Lions – Viernes 27 de Octubre ’17 – Sala La Riviera (Madrid)

Más de dos horas antes del comienzo del show, la cantidad de gente apostada en los alrededores de La Riviera, con una cola de las más extensas vistas últimamente en el mencionado recinto, nos hablaba a las claras sobre en lo que se han convertido Alter Bridge a día de hoy. Y es que los de Orlando están llamando ya a puertas de recintos y éxitos mucho mayores, continuando con su línea ascendente que un buen día de 2004 decidieron comenzar. Era la segunda vez que tenía ocasión de verles este año, tras su potente show abriendo para Aerosmith, y no me queda ninguna duda de que no han alcanzado su techo, ni mucho menos.

Texto: Alberto López
Fotos: Mario López

Antes, ya con más de media sala llena, le tocaba el turno a As Lions. El grupo que lidera Austin Dickinson era el encargado de calentar el ambiente, y justo cuando daban las ocho de la tarde salieron a escena. Con un único lanzamiento en el mercado, “Selfish Age”, les dio tiempo a tocarlo prácticamente entero, comenzando con “The Suffering”. Siendo sinceros, fue un comienzo decepcionante: las guitarras prácticamente no se oían, la base rítmica estaba demasiado alta y a Austin Dickinson le costó entrar en el tema, desafinando notoriamente en varios momentos de este.

  

La cosa mejoró notablemente con “White Flags” y “Bury My Dead”. Ellos más tranquilos y más asentados sobre las tablas fueron a más, con un Dickinson que nos dejaba ver más registros a parte del melódico, y el sonido, aunque en ningún momento llegó a ser bueno del todo, si se equilibró lo suficiente.La respuesta del público hasta el momento estaba siendo excelente, mucho más entregado de lo que me esperaba.

Austin, muy comunicativo, se marcó un buen discurso antes de continuar con “Deathless”. Y es que en lo que a movimientos, conexión con el público y energía se refiere, está claro que ha aprendido mucho de su padre. Vocalmente todavía tiene muchas carencias, dicho esto sin entrar en ninguna comparación con nadie, simplemente es un vocalista correcto, sin más, al que todavía le queda mucho por aprender.

  

Con “Aftermath” y “The Fall” siguieron moviendo al público mientras a mí me surgía la eterna pregunta en estos casos: ¿Cuánto de méritos propios hay en su éxito y cuánto por ser “hijo de…”? Porque la realidad es que estaban dando un concierto del montón, conectando con el público y animando el cotarro, si, pero musicalmente se me vinieron a la cabeza unas cuantas bandas de este país, a las que se les podría haber dado la oportunidad de lucirse en una noche así, que se los habrían comido con patatas. Durante la semana estuve escuchando su álbum, y bueno, sin parecerme una maravilla si tenían cosas interesantes, pero una vez en directo, que es donde se ve a una banda de verdad, no supieron plasmarlas ni de lejos.

“One By One” siguió con el correctismo allí instaurado hasta llegar al mejor momento de su concierto, que fue “World On Fire”, tema extenso y creciente que interpretaron con la luz de los móviles, y algún clásico mechero, de los asistentes como única iluminación.

  

Cerraron con “The Great Escape” un concierto que bien es cierto que a buena parte del público pareció gustarle, y al fin y al cabo es lo que cuenta. Hay que ser justos, y es que Austin sí que consiguió conectar y mover bien a un público que seguramente no fuese el suyo, pero también está todo lo dicho anteriormente. Un aprobado ramplón, y la sensación de que en estos conciertos “gordos” se podría dar la oportunidad a bandas locales, que las hay con más calidad a puñados.

Tras un largo cambio de escenario, y con la icónica estrella que luce la banda como telón de fondo, a las 21:30 se apagaban las luces y daba comienzo la intro que nos preparaba para lo que se nos vendría encima instantes después.

Primero fue Scott Phillips, luego Tremonti y Marshall, y por último Myles Kennedy. En ese orden fueron saliendo al escenario, caminando tranquilamente hasta colocarse en su lugar, mientras la gente enloquecía por momentos, y dar comienzo al concierto con “The Writing On The Wall”. Esto ya fue otra cosa, aunque también tardaron en ajustar el sonido algo menos de medio tema. Y aun ajustado, la guitarra de Tremonti sonaba excesivamente saturada por momentos. Dejando los asuntos de sonido aparte, salieron, como siempre a comerse el escenario. Myles con su carisma y simpatía de siempre, Tremonti con ese virtuosismo disfrazado de chulería, y Phillips y Marshall marcando el paso con discreción y maestría. Y es que son una banda que interpretativamente roza la perfección desde el primer momento, y además parece no costarles en absoluto. Si, si, de esas que dan hasta rabia de lo bien que lo hacen.

  

“Come To Life” y “Addicted To Pain” completaron un comienzo de infarto, donde se corearon los estribillos como si fueran los últimos, y donde se vio a una banda súper engrasada, pasándoselo bien y entregada al público, tanto como el público estaba entregado a ellos. Maravilloso. Tras un pequeño parón, el cual utilizaron para saludar y aprovechar a ajustar un poco más el sonido, la euforia se rebajó un poco con “Ghost Of Days Gone By” y “Cry Of Achilles”, los cuales se disfrutaron más pausadamente y sin tanta histeria.

Brazos en alto y gritos de emoción en cuanto Tremonti comenzó a desgranar el primer fraseo de lo que venía a continuación: “Ties That Blind”, uno de sus mejores y más celebrados temas. Espectacular, no hay más palabras. Incluso el estribillo, algo que siempre me ha obsesionado con este tema, y es que Myles tuvo una época, se puede ver en alguno de sus DVD’s, en la que le dio por terminar eso de “… way beyond the ties that blind” tirando para abajo el tono, en vez de para arriba como en el disco, algo que parece haber dejado ya. Continuaron con “Crows On A Wire”, tras la cual vino lo inesperado. Tras terminar el tema, un sonoro petardeo les dejaba sin sonido por PA y sin luces. Tras unos breves momentos de desconcierto, y mientras solucionaban el asunto, demostraron sus tablas, a la par que su simpatía, tocando a pelo el “Highway To Hell” de AC/DC para que el público le pusiese voz y no se crease una tensa espera.

  

Unos minutos después retomaban la normalidad con “Fortress”, con un Myles haciendo gestos de perdón al público por lo ocurrido con el sonido, algo en lo que insistiría, ya de palabra, al terminar el tema. Lo que si pudimos comprobar es que tras el corte, volvieron sonando mucho mejor que antes, algo más contundentes incluso, y sin tanta saturación como tenían, así que podemos decir que incluso vino bien, porque de ahí en adelante fue todo tan rodado y rozando tanto la perfección… “Waters Rising” fue cantada por Mark Tremonti casi en su mayoría, demostrando que tampoco va mal de voz, con un estilo más rasgado y rugoso que el de Myles, pero también con una personalidad arrolladora.

Uno de los grandes momentos de la noche fue el que vendría a continuación. Kennedy cambiaba su eléctrica por una acústica y, solo en el escenario, arrancaba con “Watch Over You”. Una interpretación maravillosa, con unos coros hechos por el público, que nos puso los pelos de punta a todos los allí presentes. Tras esto, Tremonti apareció sobre el escenario, también acústica en ristre, para, entre los dos, regalarnos un “In Loving Memory” inolvidable. Ya con toda la banda sobre las tablas de nuevo, vino un inesperado regalo: “Broken Wings”. Desgarradora e intensamente brillante. La disfrutamos como niños pequeños, y es que la vienen tocando poco últimamente. En esta gira únicamente en sus dos noches en el Royal Albert Hall de Londres, Dublín, Belfast, París y Madrid.

  

Ya en estos momentos fuimos conscientes de que habíamos superado el ecuador del concierto, y que lo que todavía quedaba por delante seguramente fuese clásico tras clásico de la banda hasta la traca final. Y así fue, ni más ni menos. Comenzando por “Blackbird” y siguiendo con “Isolation”, aumentaron el nivel y la entrega todavía un punto más. Pero eso no era todo, “Metalingus” fue la siguiente en caer, en la cual nos hicieron arrodillarnos a todos para saltar en el momento que Myles indicase, y aquello se convirtió en una auténtica fiesta. “Open Your Eyes”, con más de mil personas cantando a voz en grito eso de “Will then open their eyes, and realize we are one…”, fue la que puso el final momentáneo, dejándonos exhaustos por un momento.

Quedaba poco, muy poco, y tras regresar al escenario entre vítores, encararon rápidamente una celebradísima “Show Me A Leader”, que resulta perfecta para el directo con esas partes tan coreables, que, por supuesto, hicieron las delicias de todos. Era el momento para un pequeño duelo guitarrero entre Myles y Tremonti, que quedó algo deslucido, y que a mi modo de ver se podrían haber ahorrado, incluyendo en su lugar otro de sus grandes temas. Al fin y al cabo todos sabemos que tocan muy bien, no hacen falta demostraciones tan explícitas. Tras esto, la inevitable “Rise Today” puso punto y final de la mejor manera posible.

  

Grandísimo concierto de Alter Bridge, que pese a problemas de sonido rozaron la perfección. Son muy grandes, y en nada les veremos asaltar plazas mayores.

Texto: Alberto López
Fotos: Mario López