Amor, Kant y mierda no deberían juntarse en un mismo concepto… pero sí, se ha hecho en este “Música de mierda” de Carl Wilson editado por Blackie Books en España.
David Aresté
Lejos de hacerse una idea preconcebida por lo que pueda dar a entender el título de este libro, estamos ante un ensayo, donde Carl Wilson a través de sus opiniones y argumentos nos intenta explicar que es la buena y la mala música… qué es lo que consideramos una mierda y lo que no o por qué nos da vergüenza que los demás vean que estamos escuchando cierto tipo de música.
Para todo ello Carl coge como conejillo de indias al disco “Let’s talk about love” de Céline Dion y al tema “My Heart Will Go On” más en concreto como música odiosa para él, es evidente que mucha gente no pensará así… pero en el primer capítulo del libro nos explica los motivos, así que los respetamos y no diremos cuales son para que los descubran aquellos interesados.
Como decíamos, habrá gente que no piense así pero resulta curioso el “odio” y la rabia que ha generado Céline Dion a lo largo de toda su carrera, eso también lo explica en los capítulos siguientes (hay un capítulo que intenta ser una biografía de CD) para seguir hablando de cada una de las partes de su teoría que implican que es bueno o que es malo: los críticos, los gustos personales, los fans de Céline Dion, la sensiblería, el amor….
Cada una de esas partes están perfectamente hiladas entre si para llegar a unos argumentos comunes puestos en primera persona gracias a ese caso que tiene él mismo con Céline Dion, algunas veces se enreda con un lenguaje un tanto enrevesado pero sin duda sacan más de una sonrisa las menciones a otros grupos como ABBA, Britney Spears o Jimi Hendrix por decir algunos extremos.
Podríamos poner en práctica los argumentos y preguntas del propio Carl para analizar su libro, ya que al fin y al cabo no deja de ser una mera opinión con unos argumentos contrastados de una manera más que brillante. Recomendado para aquellos interesados en las emociones y las preguntas existenciales.
David Aresté