‘A map of all our Failures’ es el duodécimo disco de larga duración de la banda británica My Dying Bride. Vuelven con su sonido doom/gótico, introduciendo algunos elementos “death”. Han conseguido crear una obra sobresaliente que parece querer limpiar el mal resultado de los últimos trabajos realizados por el grupo. Paris González |
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Nota:9/10 |
Más de veinte años de historia tiene la banda inglesa que terminaría creando junto a otros grandes como Anathema, Paradise Lost o Katatonia, ese subgénero conocido como doom/death metal. Todos y cada uno de esos grupos han ido desvariando en el género que practicaban, unos hacia una tendencia más melódica y progresiva, como puede ser la formación de los hermanos Cavanagh; o hacia el rock depresivo de los suecos.
Por su parte, la banda de Halifax tendió a la mezcla del doom, género que el resto de sus compañeros han ido abandonando en mayor o menor medida, uniéndolo al gótico, aunque en este último disco encontramos grandísimos ramalazos deathmetálicos que nos evocan a los discos más añejos del grupo.
Los dos únicos miembros que se mantienen desde que se formara la banda, en 1990, el guitarra Andrew Craighan y Aaron Stainthorpe, continúan siendo los frontman del grupo. En la batería encontramos a un viejo conocido de los británicos, que abandonó la formación en 2006, Shaun Taylor-Steels. En la segunda guitarra encontramos a otro viejo conocido del grupo, Hamilton Glencross. Lena Abe, la parte femenina del grupo se encarga de las cuatro cuerdas, mientras que la excelsa labor en los teclados y los violines quedan para Shaun MacGowan, al que si hubiera que poner nota en este disco, sería matrícula de honor Cum Laude.
Este último disco de My Dying Bride supone un salto de calidad respecto a los últimos larga duración de la banda, que habían defraudado a sus más acérrimos seguidores, como fue el caso de ‘For Lies I Sire’ pero, por encima de todo, ‘Evinta’. Los británicos tenían que volver a tiempos vetustos en los que eran sinónimo de oscuridad, pesadez y calidad. Sobre todo calidad.
Y lo han logrado. ¡Vaya si lo han logrado! Uno de los elementos más positivos es la variedad de estilos que pueden encontrarse a lo largo de la hora y dos minutos que dura este ‘A Map of all our Failures’ y es que, además del “doom” clásico y tradicional que practican habitualmente, lo mezclan con elementos góticos como también viene siendo costumbre e introducen algún que otro ramalazo “death”. También exploran en algún que otro tema una de las más novedosas vertientes como es el funeral, tan de moda gracias a grupos como Ahab o Saturnus.
Además, en todos los aspectos musicales el disco es de sobresaliente. Comenzando por la voz de Aaron
‘Kneel Till Doomsday’ comienza con un aire muy “doom”, pero poco a poco va metiéndose en harina e introduciendo elementos más cercanos al metal gótico que vienen practicando e, incluso, se atreven a meter la sexta marcha con blast beats y ritmos más rápidos, puramente “deathmetálicos”. Como no podía ser de otra forma, los británicos vuelven a la pesadez en la parte final del tema. Sin duda, la canción del disco.
El segundo corte, ‘The Poorest Waltz’, comienza también con la lentitud y tranquilidad necesaria para crear un buen tema “doom”. Melodías tristes, oscuras, acompañadas de violines que ponen la nota característica al tema más corto de todo el disco. Continúa el CD con ‘A Tapestry Scorned’, cuyos chirridos de guitarra van dando cabida a la voz de Aaron Stainthorpe y los riffs van haciendo acto de aparición con cierto aire a los primeros discos de Black Sabbath. Otra vez el “death” se entremezcla en la composición y la rabia de la batería se hace patente en los redobles y dobles bombos. También se une a la oscura fiesta el teclado que hace del tema algo aún más tenebroso si cabe.
Acercándose al funeral doom (nunca mejor dicho), nos topamos con ‘Like a Perpetual Funeral’, que con esa cadencia lenta y tenebrosa del bombo de la batería y el ritmo de las seis cuerdas, también agónico y paupérrimo en velocidad, dibujan un pasaje poco menos que aterrador. Dignos de mención los solos finales. De nuevo aparece el violín en el quinto tema, el que da título al disco. Otra vez crean una buena armonía con los sonidos guitarrísticos y los diferentes riffs nos muestran el mapa de nuestros fallos, aunque el tema tenga pocos. “Hail Odysseus” se inicia con el sonido del mar, las olas chocando contra las rocas y las gaviotas revoloteando. Y, poco a poco, la canción va tornando en algo más oscuro y denso, que en otros temas, con un ritmo complejo desde la batería.
Otros casi nueve minutos con ‘Within the Presence of Absence’, con notas características de la banda que vienen transmitiéndonos desde el minuto uno del disco. Ritmos lentos, pausados, densos, difíciles de asimilar en ocasiones. Los violines vuelven a aparecer y la voz de Aaron continúa siendo uno de los valores del tema. El disco se cierra con ‘Abandoned as Christ’, que se inicia con un punteo bello a la par que triste y profundo, para dar paso a un riff que se corta en torno al minuto 4. Y cuando el tema parece concluido, las guitarras y la batería, junto a una voz épica de parte de Aaron vuelven para darnos una emocional despedida.
En definitiva, My Dying Bride van a recuperar, con este más que sobresaliente, ‘A Map of all our Failures’ el cariño de sus seguidores, que habían perdido con las últimas debacles musicales creadas por los británicos en los últimos años. Destacar la voz de Aaron Stainthorpe y el trabajo compositivo que ha dado lugar a estas ocho grandes canciones. Por citar un tema especialmente relevante, la inicial ‘Kneel till Doomsday’, que da la pauta sobre la que se asentará el resto del disco.
Tracklist
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Kneel Till Doomsday
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The Poorest Waltz
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A Tapestry Scorned
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Like a Perpetual Funeral
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A Map of all our Failures
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Hail Odysseus
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Within the Presence of Absence
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Abandoned as Christ