Para este nuevo lanzamiento, que lleva por título “The Eternal Light Of The Unconscious Mind”, han vuelto a contar con Jens para las tareas de mezcla y mastering, mientras que la grabación se ha llevado a cabo en diferentes estudios de Andorra. El resultado es excelente, potente y a la vez calmado y sugerente, yendo desde el Post-Rock al Metal Progresivo de corte más extremo con una naturalidad que asusta.
Al igual que su predecesor, “The Eternal Light Of The Unconscious Mind” tiene cierto aire conceptual, girando esta vez en torno a la realización de nuestros sueños a través de estados conscientes e inconscientes.
El comienzo sintetizado del disco con “The Beholders” nos muestra a unos Nami mucho más maduros. Estamos ante un corte que llega casi a los ocho minutos y que desprende esencia progresiva por todos los poros. El ritmo, lento pesado y agresivo, que por momentos se convierte en todo lo contrario, y las voces, con la colaboración de Marc Martins (Perséfone) y Santi Casas (Mordigans), destacan, pero es la densidad de los riffs la que marca la diferencia.
“Ariadna” te deja sin aliento. Con un aire a Gojira es un tema en el que sobresalen la diversidad de guitarras, como juegan con la dinámica y ese vaivén entre diferentes voces que tan bien ha incluido Roger Andreu durante todo el compacto. Para “Silent Mouth” ha contado con la colaboración de Loïc Rosetti, de The Ocean, una banda con la que se les comparó con su primer lanzamiento, y que desde luego siguen manteniendo como influencia. Estamos ante uno de los mejores temas de este álbum, en donde los cambios son muy pronunciados y numerosos, las atmosferas y los arreglos están cuidados al máximo y la base rítmica hace un trabajo imponente.
“Hunters Dormancy” arranca poco a poco para estallar de golpe. Posee una de las partes más veloces del álbum, que contrarresta con una parte intermedia del tema de lo más hipnótico y espectral para volver a la agresividad al final. Una especie de respiro nos llega con “The Animal And Golden Throne”, donde las voces, el bajo con mucho efecto y pequeños arreglos de guitarra, piano y saxofón bastan para crear una sensación de agresiva belleza mezclada con desesperación. Un corte extraño si se escucha por sí solo, pero englobado en el conjunto cobra mucho más sentido.
“Bless In Faintness” se olvida de la agresividad para llevarnos por terrenos más armónicos y ambientales. Una vez más destacar lo acertado del trabajo vocal en este álbum, siendo quizá las voces más agresivas las que al final lucen menos. Podría decirse que “Hope In Faintness” es la hermana mayor de su predecesora. Una canción que ahonda en las virtudes de la anterior en un largo in crescendo, que se va más allá de los seis minutos y deja el terreno preparado para lo que viene a continuación.
El magnetismo de y la melancólica belleza de “Crimson Sky” es innegable, recordándome por momentos al “Damnation” de Opeth. Las voces colaboradoras de Imelda Hartnett y Una le dan todavía más cohesión a la canción y le aportan un toque diferente. Y para cerrar encontramos “The Dream Eater”, que termina el disco como empezó: con un corte extenso, que en este caso pasa de largo de los nueve minutos, y una cantidad ingente de cambios de ritmo y registro. Otra pequeña joya.
Sin duda Nami se están convirtiendo por derecho propio en una banda a tener muy en cuenta en el panorama nacional e internacional. Calidad y buenos argumentos tienen.
Alberto López
Temas:
01. The Beholders
02. Ariadna
03. Silent Mouth
04. Hunter’s Dormancy
05. The Animal and the Golden Throne
06. Bless of Faintness
07. Hope in Faintness
08. Crimson Sky
09. The Dream Eater