Después de más de treinta años de carrera, "Fires Within Fires" es la onceava entrega discográfica de los padres del sludge / post metal, una banda de culto que goza del respeto unánime y más que merecido de toda la comunidad metalera. Los californianos han apostado aquí por un minutaje menor y por un sonido más limpio y accesible que en otros trabajos, y a pesar de no alcanzar el nivel de sus mejores obras, estamos ante un disco que cualquier fan de Neurosis y del género será capaz de disfrutar.
Albert Vila
Los californianos Neurosis se han labrado con los años un merecido e incontestable estátus de grupo de culto. Pioneros en la incepción de lo que conocemos hoy como sludge / post metal, su sonido es lo bastante duro y agresivo para ser adorados por los fans del metal extremo, pero suficientemente alternativo y experimental para gozar de cierta consideración entre públicos más indies (y su habitual presencia en festivales como el Primavera Sound es buen ejemplo de ello). Siempre alejados de cualquier atisbo de éxito comercial, el hecho de haber trabajado durante casi toda su carrera con el legendario productor Steve Albini, autor de algunos de los discos de rock alternativo noventero más icónicos, también les ha ayudado a tener exposición y generar interés y curiosidad fuera de los círculos estrictamente metálicos.
Para mucha gente, y también para gran parte de mi entorno musical, Neurosis son una de las mejores bandas en todo el panorama metalero contemporáneo. Personalmente, y aunque no hay duda que me gustan, que he seguido su carrera con más o menos atención y que he disfrutado como el que más de sus conciertos, no los tengo en tan elevadísima consideración, ya que las disonancias y la opresión constante en la que transcurren sus canciones no son tampoco mis recursos musicales favoritos. En todo caso, sería de necios negar su importancia absolutamente pivotal en el desarrollo de gran parte de la música extrema contemporánea.
La banda fué fundada en 1985 como un grupo de hardcore punk, y a ese estilo pertenecen básicamente sus dos primeros discos. A partir de 1990, empiezan a incorporar elementos de doom metal y, eventualmente, experimentan con sonidos ambientales, industriales, post punk y folk para definir un estilo absolutamente único que ha servido de inspiración para infinidad de bandas posteriores a lo ancho del globo. Su punto álgido, para mi gusto, llegó con los impresionantes Through Silver in Blood (1996) y, sobretodo, Times of Grace (1999), que probablemente sea mi disco favorito. Desde entonces han seguido por esos mismos derroteros, y si bien creo que nunca han vuelto a alcanzar aquellos niveles de inspiración y originalidad, discos como The Eye of Every Storm (2004) o, especialmente, Given to the Rising (2007) siguen siendo trabajos excelentes, opresivos, neuróticos y emocionantes.
El lineup de la banda, más un colectivo artístico que otra cosa, se mantiene sólido como una roca desde hace más de 20 años, con el cantante Scott Kelly y Steve Von Till a las guitarras, Dave Edwarson al bajo y Jason Roeder a la batería. Noah Landis es el maestro de los teclados y es responsable de la multitud de efectos que tan bien enriquecen el sonido de los californianos. Realmente, debido a sus dinámicas de trabajo, me imagino que debe ser difícil aburrirse de formar parte de este quinteto, ya que Neurosis es mucho más que una banda. Los componentes del grupo fundaron y tienen el control absoluto de la discográfica Neurot Recordings, que cuenta en su plantilla con bandas como Amenra, YOB, ISIS o Grails. Además, hace unos años formaron y grabaron varios discos bajo el nombre de Tribes of Neurot, una especie de proyecto tribal/ambiental, y todos ellos han desarrollado más o menos afortunadas carreras en solitario y se han embarcado en interesantes colaboraciones con múltiples artistas, destacando sus discos junto a la siempre única Jarboe, vocalista original de los primeros Swans. Scott Kelly, por su parte, ha prestado su voz para un tema de cada uno de los últimos cinco discos de Mastodon.
Siendo como son un grupo de culto que goza del respeto y la admiración unánime de la comunidad musical, siempre existe un cierto reparo en emitir algun tipo de crítica sobre su música o su trayectoria. Así que me armo de valor para opinar que su último trabajo Honor Found in Decay (2012), sin ser un mal disco para nada y a pesar de un título maravilloso y una sonoridad excelente, ya me pareció bastante menos original que la mayoría de sus álbumes anteriores. Y este Fires Within Fires sigue en la misma línea más ligera y simplista, y por desgracia, tampoco creo que esté a la altura de su leyenda. No sé si la fórmula se ha exprimido ya demasiado y cuesta sonar tan fresco como lo hacían en el pasado, pero el hecho es que, aunque el álbum no me desagrada y tiene un par de temas excelentes, mi sensación es que suena un pelín genérico y que algunos de los trademarks que se repiten disco tras disco estan ya demasiado manidos. Quizás el problema es que no me miro con los mismos ojos un disco de Neurosis que, por ejemplo, uno de Death Angel (por decir una banda que he revisado aquí mismo hace pocas semanas). De los segundos me espero un disco de thrash metal sólido y divertido, y si me encuentro eso (y me lo encontré) me doy por satisfecho. De Neurosis me espero música capaz de revolucionar un género, y en absoluto he encontrado esto en Fires Within Fires. Probablemente es injusto, pero fueron ellos mismos los que, con su creatividad e inventiva, pusieron su propio listón tan elevado.
Fires Within Fires es el onceavo disco de la banda, que acaba de superar los treinta años de existencia. Con sus 40 minutos, se trata de un álbum muy corto para los estándares de Neurosis, cuyos trabajos acostumbran a superar la hora de duración. Por supuesto, tengo la tentación de sospechar que hay cierta relación entre la brevedad de este disco y una cierta sequía de ideas, pero como a mí ya me gustan los discos cortos, el minutaje no me parece en absoluto un punto negativo. Nos encontramos pues con cinco canciones bastante largas, como es habitual en las composiciones del quinteto californiano, con un sonido quizás algo más limpio y ligero que en otras ocasiones, como ya se apuntaba en su disco anterior, con menos arreglos, ruiditos y paranoias, resultando en general un álbum algo más accesible que la mayoría de sus discos más icónicos.
"Bending Light" empieza como un post rock lento y melindroso que viene acompañado de una guitarra afilada y punzante. Poco antes de la mitad del tema, la canción alcanza un breve momento de reposo y tranquilidad para rápidamente atacar con la pesadez, la gravedad y la disonancia a la que nos tienen acostumbrados, con la voz gritona de Scott Kelly sobresaliendo por encima de la mezcla. El último tercio del tema me parece lo más destacado, dominado por un repetitivo riff opresivo y sabatthiano que viene adornado con algunos arreglos en segundo plano. Una canción que no está nada mal, pero que resulta un pelín genérica.
Continuamos con "A Shadow Memory", un buen tema con una línea vocal más melódica, incluso pegadiza por momentos, y un agradable ambiente lleno de matices. Es una de las canciones más ligeras del disco, con ritmos sencillos y una evolución creciente y hasta cierto punto previsible, ahondando en el mismo ritmo de forma repetitiva y efectista, con una dinámica parte final especialmente disfrutable. Aunque no suponga ninguna novedad y es a lo que nos tiene acostumbrados disco tras disco, merece la pena destacar el fantástico trabajo que hace siempre Jason Roeder detrás de los parches para conseguir estos ritmos galopantes y dinámicos tan característicos de Neurosis. "Fire is the End Lesson", por su parte, tiene algunos grandes momentos, siendo el riff repetitivo sobre el que se construye la canción uno de ellos, aunque me dá la sensación de haberlo escuchado ya en algun trabajo anterior de la banda. Se trata de una canción muy rítmica y visceral, con un sencillo riff que transcurre y evoluciona de forma natural hasta construir un ente nervioso y neurótico que te acaba ahogando sin remedio.
"Broken Ground" sería, si no fuera por "Reach" mi mejor tema de este álbum. Empieza tranquilo y ambiental, con una batería jazzística y voces limpias y susurrantes que nos llevan poco a poco hasta el crescendo que, sobre el segundo minuto, consigue levantarme de la silla por primera vez en todo el álbum. A caballo de un ritmo directo y poderoso, motivante y como siempre repetitivo, el nivel de la canción se mantiene en todo momento en cotas muy elevadas, con voces pegadizas y guitarras graves y punzantes. Cuando vuelve la parte tranquila, que ahora ya nos suena familiar después de haberla visto al principio, hemos alcanzado un punto de vista totalmente distinto. Es curioso como una canción que consta básicamente de dos únicas partes, una tranquila y otra cañera, es capaz de llenar casi nueve minutos sin hacerse pesada en ningún momento. Y es que ésta es la magia de este género, que en base a riffs y ritmos aparentemente simples y repetitivos es capaz de construir atmósferas emocionantes, evolutivas y llenas de matices. Y a mí la verdad es que esto me encanta.
"Reach" es mi corte favorito del disco. Melódico y tranquilo en su mayor parte, se trata de un tema precioso, casi mágico. La voz íntima y melódica con la que Scott Kelly nos murmura y seduce en los primeros minutos me recuerda mucho al Robb Flynn más llorón de temas como "Darkness Within" o "Violate" (Robb es una de mis debilidades, así que a mí ya me está bien). A partir del minuto 5, nos ponemos el traje de post-rock con una magnífica y sutil melodía de guitarra que nos teletransporta a una dimensión espacial, onírica y soñadora. No es hasta el final de la canción que finalmente entra la caña mediante un riff poderoso y opresivo que se repite durante los tres últimos minutos y que acaba de forma inesperadamente abrupta y pone un excelente colofón a un buen álbum que va de menos a más y que termina de forma bastante apoteósica. Aún así, siendo Neurosis una banda de la que esperarse lo mejor, este trabajo se queda un poco corto y podría ser firmado por algunos de los grupos que se inspiraron tan fielmente en ellos.
La última vez que tuve la oportunidad de ver a Neurosis encima de un escenario fué en el Primavera Sound de 2013, donde tocaron justo antes de Blur y generaron más bien poca expectación, con lo que los que los vimos lo hicimos sin demasiados apretones pero con un ambiente algo desangelado. Aún así, ellos cumplieron como siempre, ya que independientente de si tocan en festival o en sala, en directo siempre son capaces de crear una atmósfera opresiva, hipnótica y cautivadora. Por el momento, a parte de un par de fechas sueltas en Londres, no hay noticias de gira europea para presentar este disco, y lo cierto que es una banda que últimamente se prodiga más por festivales que por salas y que en España no se prodiga en absoluto. Si tuviera que apostar, lo haría a que la veremos en uno o dos festivales españoles el verano que viene, pero sería todo un evento poder disfrutar de su atronador directo en el ambiente propicio de una sala.
Albert Vila
Temas:
1. Bending Light (7:48)
2. A Shadow Memory (6:50)
3. Fire is the End Lesson (6:54)
4. Broken Ground (8:44)
5. Reach (10:37)
Videos: