Casi de casualidad y de forma improvisada ha surgido una banda de tributo a Ñu. Y se han dado prisa en debutar en directo, les ha bastado dos ensayos. Aunque en realidad no es de extrañar. Todos los músicos en algún momento de su trayectoria han pasado por la banda de los cuernos, así que las canciones ya las tenían aprendidas. A la voz, a los teclados y a la flauta se encuentra Jorge Calvo. En la guitarra, Nacho De Carlos. Gorka Alegre al bajo. En cuanto a la batería… José Carlos Molina junior, ex-Leyenda y actual Lágrima Negra. |
El Hebe estaba repleto de caras conocidas. Para ser jueves la asistencia fue bastante buena. Tras una intro, la primera tanda fue “Que Alguien Nos Pague”, “Manicomio” y “La Casa Del Rey”. Excepto por la voz, que evidentemente no es la misma, aquello sonaba a Ñu por los cuatro costados. Alguna vez se les notaba la precipitación y la falta de horas en el local, pero en general todo lo resolvían sin ningún problema. Al que le tocó la peor parte fue a Jorge.
Un hombre-orquesta con la experiencia que atesora Molina puede cantar, tocar la flauta y los teclados, todo en la misma canción y sin despeinarse. Pero a Jorge aún le falta un poco para alcanzar la soltura del maestro, había momentos en los que se le veía un tanto agobiado por tener que atender a tantas cosas a la vez. E incluso diría que a veces estaba leyendo la letra. No obstante, atreverse a ocupar el puesto de uno de los mejores músicos de nuestro país ya demuestra un gran coraje, y salir airoso fue un gran mérito aunque le costase un poco de esfuerzo. En “No Hay Ningún Loco” subió al escenario el violinista Dani, que también les acompañó en “La Granja del Loco”.
Las cosas iban saliendo razonablemente bien y la gente disfrutaba. Tras “Ella”, “La Bailarina” y “El Flautista” volvieron a contar con el violín para “El Tren” (que acortaron un poco al suprimir el solo) y “Alabanza”. La recta final llegó con “Trovador De Ciudad”, “Más Duro Que Nunca” y “Los Caballeros De Hierro”.En principio la cosa debía terminar, pero al haber tenido tan poco tiempo para prepararse sólo llevaban unos minutos más de una hora, y la gente pedía más. Así que invitaron a dos de los asistentes a unirse a ellos en “Una Copa Por Un Viejo Amigo”. Christian Molina sustituyó a su hermano José Carlos en los tambores, y para cantar se incorporó un invitado de verdadero lujo, nada menos que el gran Miguel Oñate, que alardeó de de un chorro de voz impresionante.
Suponemos que este nuevo proyecto no tendrá mucha continuidad, no tiene demasiado sentido que un grupo de homenaje esté funcionando mientras la banda homenajeada continúa en activo. Cuando dentro de (esperemos) muchos años la edad o la salud obliguen a José Carlos Molina a retirarse, será imprescindible alguien que mantenga vivo su legado. Y tras lo visto esta noche, nadie lo podrá hacer mejor.
Texto y Fotos: Nacho Jordán