Como el evento se ha retrasado media hora respecto del horario previsto, aprovecho la cola para tratar de hacerme el interesante a propósito del posible repertorio de Opeth, que – creyéndome un tipo muy astuto – he encontrado publicado en Internet. No tardaré en descubrir que no soy el único que tiene acceso a Internet y prácticamente todo el mundo lo conoce ya de antemano – mi gozo en un pozo –. Con esta reflexión sobre la era digital y la creciente previsibilidad de los espectáculos en directo, entro en la sala sin ningún problema.

Tengo  muchas ganas de ver a The Ocean, ya que perdí la oportunidad de hacerlo durante la pasada edición de Hellfest. Salen a escena al abrigo de la penumbra violeta del juego de luces, que crean una atmósfera de lo más interesante. Los primeros acordes empiezan a desarrollarse de forma envolvente y con mucha presencia, en consonancia con el ambiente sobre el escenario.

Los paisajes sonoros evolucionan imparablemente hacia registros mucho más graves y pesados, con largos riffs de gran potencia, de ésos que te golpean en medio del pecho. Los músicos se mueven de forma constante y cadenciosa, tornándose más agresivos y espásticos cuando así lo requieren los contrastes de sus canciones.

El tempo del directo resulta mucho menos frenético que el de sus discos, sin que ello implique pérdida alguna de contundencia. La duración del concierto es breve y las palabras contadas, como corresponde a unos teloneros, que sin embargo me dejan muy buen sabor de boca y con ganas de más.

Set-list de The Ocean – Diciembre ’08 @ Barcelona

Calymnian
Orosirian
Hadean
Archaean mesoarchean
The city on the sea

Después de una pequeña pausa aparecen los prestigiosos Cynic, que regresan a los escenarios después de su exitosa gira de reunión durante el 2007, para presentar su nuevo disco “Traced in Air”. Robin Zielhorst sustituye a Sean Malone en el bajo. Abren con “Nunc Fluens” y ya desde el principio se hace patente el cambio de atmósfera en la sala. Predominio de luces blancas y azules sobre una música cerebral y cristalina, ejecutada por unos intérpretes tranquilos y más bien estáticos. El sonido es lo bastante bueno como para captar la complejidad técnica del conjunto en toda su dimensión. Tras “Evolutionary Sleeper”, Paul presenta al grupo en spanglish, y a propósito de nuestra sorpresa, nos explica que en realidad es medio catalán, ya que tiene familia en Viladrau – quien lo iba a esperar de un tipo bajito que se apellida Masvidal –. 

A continuación nos regalan los oídos con “Celestial Voyage”, la única concesión a su primer trabajo “Focus”. Encuentro lógico que su repertorio esté casi totalmente centrado en su último trabajo, no sólo por motivos promocionales, sino porque la música se adapta mejor a la nueva formación. La presencia de gruñidos es ahora mucho menor y corren a cargo del guitarrista Tymon Kruidenier – en la gira de reunión estaban pregrabados y resultaba de lo más extraño –, y Masvidal abusa mucho menos del cargante vocoder – ese instrumento que genera la voz robótica tan característica del grupo –.

La actuación acaba con un punto agridulce, ya que hacia la mitad de “Integral Birth” y tras unos escasos veinticinco minutos de directo, el equipo de sonido se apaga misteriosamente dejándonos a todos con tres palmos de narices.  Por si pudiera tratarse de un problema técnico, Sean Reinert se arranca con un solo de batería que el técnico de escena se apresura en acallar, por lo que todo apunta a que el apagón ha sido una sutil invitación de la organización a que la banda abandone el escenario. Sin otra alternativa, Cynic se despiden amablemente y se van.

A pesar de la brevedad, el concierto ha resultado de lo más correcto, aunque eso sí, mucho más enfocado al exquisito deleite de oídos sibaritas que al desenfreno melenudo de los amantes del Death Metal – pero creo que eso ya lo sabíamos todos –. Y ya sólo faltan los suecos para acabar de redondear la noche.

Set-list de Cynic – Diciembre ’08 @ Barcelona

Nunc Fluens
The Space for This
Evolutionary Sleeper
Celestial Voyage
Adam’s Murmur
King of Those who know

Opeth suben al escenario al ritmo de una introducción y entre grandes clamores del respetable. A Åkerfeldt y compañía les importa un carajo la teatralidad, como atestigua su aspecto informal y en especial la camiseta de Conan el Bárbaro que luce Mikael. Lo que se han ahorrado en atrezzo se lo han debido gastar en pedaleras, a juzgar por el tamaño de las mismas. Tras un cortés saludo, truena el primer acorde de “Heir Apparent”.

El directo de Opeth está en un término medio de sus dos teloneros. Desde luego que su música es técnica y enrevesada, pero invita a menear el cuello con frecuencia. Los músicos se mueven razonablemente, aunque no hasta el punto de saltar al foso de los fotógrafos. El sonido permite entender claramente las canciones, aunque no es todo lo bueno que cabría esperar. La voz principal se oye muy poco cuando suena sobre las guitarras saturadas, lo que hace perder muchos enteros al directo, teniendo en cuenta que las líneas vocales son uno de los puntos fuertes del grupo.

Sucesivamente van sonando los temas que todos esperábamos, ejecutados con la maestría que caracteriza a estos suecos. El repertorio es variado e incluye al menos una canción de cada disco, excepto de los dos primeros. Entre canción y canción, Mikael aprovecha  para hacer sus característicos comentarios sarcásticos. Su humor británico y parsimonioso se ha convertido ya en marca de la casa – hay quien le compara con el fallecido humorista Eugenio, bastante acertadamente en mi opinión –.

La técnica del conjunto es asombrosa, aunque inevitablemente aparecen puntuales y muy leves errores en la ejecución. Este hecho es totalmente comprensible teniendo en cuenta la complejidad de sus composiciones y que, aunque cueste creerlo, Opeth también son humanos.

Después de “The Lotus Eaters”  llega el momento de un interludio acústico con “Hope Leaves”. Al bajar el volumen de las guitarras, las voces se oyen perfectamente y Åkerfeldt interpreta tan bien que el público le dedica una ovación antes de que acabe la canción. Al acabar, Mikael pone voz de teleoperadora de línea erótica y nos invita a masturbarnos con la próxima canción. “Deliverance” es uno de los platos fuertes de la noche y consigue poner a toda la audiencia en pie. El final explosivo está recortado para adaptarse mejor a directo – la canción en estudio dura catorce minutos –, pero aún y así produce el efecto deseado.

El final está próximo, y la última canción es anunciada. Al parecer somos bastante afortunados al poder escucharla, ya que el grupo se cansó hace tiempo de tocarla y la habían excluido de sus últimas actuaciones – la última vez que yo la escuché en directo fue hace ocho años –. Es, como no podía ser otra,  la  mítica “Demon of the Fall”, una de mis favoritas y un excelente colofón.

Los suecos se despiden – de mentira, está claro – y abandonan el escenario. Los que conocemos el repertorio – casi todos los presentes – ya sabemos que volverán, pero aún y así gritamos pidiendo más, principalmente por una cuestión de protocolo. El grupo regresa a escena – ¡sorpresa! – y Åkerfeldt bromea con nosotros para que les convenzamos de tocar la última, antes de presentar a sus compañeros con unos simpáticos chascarrillos.

Al final, – ahora sí – la elegida es “The Drapery Falls”, una canción fantástica para concluir un concierto, por su ritmo lánguido y sus colores crepusculares. Las luces de la sala se encienden para tan memorable ocasión, y el directo acaba entre los aplausos de la multitud. A continuación, los encargados de seguridad nos echan de la sala, luego nos echan del portal y al final nos echan incluso de la calle.

Vuelvo a casa bastante satisfecho. Era un concierto de presencia obligada y no me ha decepcionado en absoluto. Opeth han conseguido quitarme el mal sabor de boca que me quedó tras su actuación en Hellfest, pero ya se sabe que los festivales no son el mejor sitio para juzgar a un grupo. Lo mismo me ha pasado con Cynic. Me pregunto si ahora que vuelven a tener una formación estable y dan conciertos regularmente dejarán ser una banda “de culto”. De todas maneras,  de toda la velada me quedo con The Ocean, por auténticos, novedosos y enérgicos. Habrá que esperar a que vuelvan a visitarnos, quizá como cabezas de cartel.

Texto y fotos: Rider G. Omega
Colaboración con Empire Magazine

Setlist de Opeth – Diciembre ’08 @ Barcelona

Heir Apparent
The Grand Conjuration
Godhead’s Lament
The Lotus Eater
Hope Leaves
Deliverance
Demon of the Fall
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The Drapery Falls