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Opeth:The Last Will and Testament // Moderbolaget

Opeth:The Last Will and Testament // Moderbolaget

La espera de cinco años para catar algo nuevo de los suecos Opeth, ha alimentado el deseo y el mono de todos sus fans, esperando el camino que iba a seguir la banda de “Miguelito” y sus compañeros, después de haberse decantado los últimos trabajos por un camino muy definido, de claro estilo rock progresivo.

Toni Marchante

El resultado ha sido un álbum magistral, que no se desvía mucho en lo musical de lo que venían haciendo, pero que recuperan las voces guturales, un recurso primordial en sus primeros discos, que se fue abandonando hasta renunciar a ello totalmente, para muestra sus cuatro discos anteriores. Podemos decir que discográficamente no escuchamos sus gruñidos desde 2011.

Ocho temas en 50 minutos de un despliegue colosal componen el catorceavo trabajo de los suecos, donde se recupera la esencia de su época dorada, un álbum que nos muestra además su madurez. Aquí se recupera una de sus grandes virtudes, la de combinar elementos de rock progresivo con death metal, jazz, folk, etc… Quizás varía respecto a lo de antaño, en que los temas no siguen una estructura convencional, se da un paso más progresivo, quizás en eso se parezca más a su anterior “In cauda Venenum”.

Hablamos de un disco que se le saca todo el jugo escuchándolo al completo y de corrido, un álbum conceptual que nos narra una historia ambientada después de la Primera Guerra Mundial, donde una familia procede a leer el testamento del patriarca tras su fallecimiento. La lectura pone encima de la mesa secretos, que perturbarán la vida de los miembros de la familia. Precisamente cada tema del disco, salvo el de cierre, representa, tal y como indica el símbolo “§”, un párrafo del testamento.

Las letras son marca de la casa y la producción impecable. Los instrumentos se escuchan de forma clara y podemos disfrutar de gran cantidad de matices. Tal y como nos tenían acostumbrados, consiguen un equilibrio perfecto entre rudeza y melodía. Las partes death metal son intensas y potentes y la alternancia con las partes medias y lentas, no hacen más que añadir diversidad al trabajo.

Pero no es un álbum fácil, salvo para los que siempre han conectado con la banda, no es de esos que entren a la primera. Es de esos discos infinitamente entretenidos, que se van descubriendo durante la escucha, con transiciones suaves, momentos oscuros, riffs pesados, solos melódicos, solos metálicos, ambientaciones etéreas, muy rica en rítmica; lo que pone en valor la destreza musical de sus músicos.

Porque este disco es toda una joya, con multitud de escenarios sonoros, numerosos cambios y giros, creando una experiencia auditiva rica y variada. Canciones muy orgánicas, que van enlazando una detrás de otra y que incluso, podríamos considerar, que hablamos de un álbum de una única canción.

En cuanto a la interpretación y ejecución de los músicos, nos ofrecen el nivel ya contrastado por estos magníficos músicos. Mikael Åkerfeldt, capitanea y se muestra colosal, recupera su paleta vocal al completo de forma excepcional, en la guitarra está a la altura de siempre y comparte la labor a los teclados con Joakim Svalberg. Destaca también la guitarra de Fredrik Åkesson, siempre tras la sombra de Mikael, pero en este trabajo se le ve más presente.

La base rítmica juega un papel determinante, adaptándose de forma compleja aunque natural, a las exigencias de las canciones, poniendo encima de la mesa muchos recursos que identifican a la banda y que recuerdan a canciones del pasado. Así, Martin Mendez realiza un trabajo extraordinario al bajo y Waltteri Väyrynen, su última incorporación a la batería, se ha adaptado como un guante, dando la sensación de que lleva en la banda toda la vida.

Ya desde el principio la banda es reconocible. La primera canción “§1”, nos arranca una sonrisa al oír que tras las primeras frases limpias aparecen los guturales, ¡Han vuelto!, gran noticia. A partir de ahí, vocalmente, Mikael va apretando su botón on/off de guturales cuando el tema lo precisa.

Una transición de teclados nos lleva a “§2”, que se ve abruptamente interrumpida por un arranque death metalero que, de forma también radical, se frena hacia escenarios melódicos y suaves, con las lecturas del testamento por parte de Ian Anderson (Jethro Tull), y los coros de Joey Tempest (Europe). La canción, continúa alternando multitud de escenarios muy bien engranados.

En “§3” nos regalan un arranque progresivo de alta escuela de corte muy setentero, que de golpe coge una cadencia que me recuerda al tema “Personal Shopper” de Steven Wilson. Dada la amistad que tiene Mikael con el inglés, podría ser un claro guiño. El corte se desarrolla con un alto nivel metal progresivo, sin añadir elementos death metal.

En “§4” contemplamos una amalgama de estilos, con participación de la flauta de Ian Anderson en un pasaje tranquilo que pasa a modo rock total, donde la guitarra sustituye a la flauta, entrando en escena la voz agresiva y desembocando en otro momento suave para terminar con voces limpias. Un cuarto tema de muchos contrastes y mucha calidad.

Los teclados nos enlazan con “§5”, pero ¿qué es esa batería? Bajo una rítmica de reguetón inicial, va mutando la percusión en un despliegue de grandísima calidad. Cantidad de matices, melodías orientales, coros, rugidos, cambios de ritmo, muy buen corte.

Un sonido de teclado a lo “Perfect Stranger” nos lleva a un buen arranque de batería en el corte “§6”, adornado por los teclados. La canción se mantiene en la línea de evolución y cambios de la banda que domina todo el disco, hay música, no hay estribillos. Así se continúa con “§7”, en la clara definición de lo que supone contar una historia con música. Con un arranque suave, no tarda en transformarse en una amalgama de guturales y arpegios, con una parte importante de teclados irrumpiendo con melodías, emergiendo Ian Anderson con la lectura del testamento, punteos reseñables y cambios constantes todo a medio tiempo.

El colofón viene con la única canción con título “A Story Never Told”, otra gran balada de tintes setenteros de los suecos, que sirve a modo de epílogo reflexivo de la historia. Bella, melódica, bien orquestada, sin recurrir a lo pomposo, con mucha clase; claramente una forma extraordinaria de finalizar el trabajo.

El sonido del álbum es una mezcla perfecta de agresividad y melodía. Las secciones de death metal son intensas y potentes, mientras que los pasajes más suaves y progresivos ofrecen un respiro y añaden diversidad al álbum. La voz de Mikael Åkerfeldt, líder de la banda, se adapta magistralmente a los diferentes estilos, alternando entre guturales profundos y voces limpias y emotivas.

Este nuevo álbum de Opeth es una vuelta de tuerca más a su estilo, recuperando los aspectos agresivos que ya se venían echando de menos en sus últimos trabajos. Comenzaron siendo una banda de death metal con connotaciones progresivas, fueron equilibrando el peso de estos dos elementos, hasta convertirse en una banda de rock progresivo y con este disco, pasan a ser una banda de rock progresivo con matices death metal, invirtiendo su posición respecto a sus inicios.

«The Last Will and Testament» pasa a ser una nueva obra maestra de los suecos, donde la innovación y creatividad siguen latentes; siempre explorando nuevos recovecos, mostrando la evolución en su música y manteniendo su esencia.

Solo puedo pensar en poder ver una próxima gira, donde interpreten el álbum al completo, sería una idea magnífica y un espectáculo increíble.

Toni Marchante

Temas:

1.§1

2. §2

3. §3

4. §4

5. §5

6.§6

7. §7

8. A Story Never Told

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