Un concierto en el que repasó toda su discografía, desde los tiempos de Racer X, hasta sus últimos discos instrumentales, haciendo especial hincapié en su último y genial Fuzz Universe. Pasando por Mr. Big,  alguna canción que grabó con Freddie Nelson  y un ramillete de versiones, alguna de ellas sorprendente.
Con retraso sobre la hora prevista, y con el público bastante impaciente, hizo acto de presencia con ese modelo Ibanez de aire retro que usa últimamente, se puso los cascos y sin más, atacó Silence Followed By a Defeaning Roar, la canción que abría su anterior álbum en solitario. Muy buen sonido, con una presencia escénica que tira de espaldas, llenando el escenario con un carisma especial, y desparramando técnica en un inicio espectacular, acompañado por unos efectos sumamente llamativos.

Inicio espectacular  que siguió con la espeluznante Fuzz Universe. Con ese demoledor riff que abre una de las mejores y más apabullantes canciones de su discografía. Clavando nota por nota, disparando tappings, ligados y escalas a una velocidad inhumana, pero repletas de melodía. Interactuando con el público en todo momento, sin quitarse la sonrisa de la cara, ofreció uno de los momentos más memorables del concierto. No sería el último.

Secundado por unos muy buenos músicos que le dan el respaldo perfecto y a los que concede grandes dosis de protagonismo en todo momento. Con una sección rítmica realmente brillante, formada por Craig Martini al bajo y Jeff Bowders a la batería. Para tocar con Gilbert no puedes ser un piernas, y estos dos tipos no lo son en absoluto, especialmente Craig Martini, todo un virtuoso con el bajo. Y mención especial para Tony Spinner, siempre en un discreto segundo plano, pero que se reveló cómo un gran guitarrista y un cantante con un timbre muy similar al de Eric Martin. Está claro que Gilbert es cómo un agujero negro que absorbe toda la atención a su alrededor, pero es lo suficientemente inteligente y generoso para apoyarse en ellos.

Olympic dio paso a The Last Rock And Roll Star del disco United States que hizo con Freddie Nelson. Spinner tomó las riendas de las voces y empezó a dar muestras de lo buen cantante que es. Y a continuación, primera versión de la noche, Rock Me Baby de B.B. King, con Gilbert a la voz y que derivó en un duelo de solos, espalda con espalda de Gilbert con Spinner en primera instancia y luego tarareando cada uno al micro cada nota de su propio solo, en otro momento a recordar. Tampoco sería el último.

Guiño a Racer X con la aplastante y espectacular Scarified, tema ya clásico en su discografía y un Technical Difficulties no menos espectacular. Una Norwegian Cowbell que sonó a gloria con esos aires neoclásicos de la parte final de la canción y recuerdo para Mr. Big con la deliciosa Green Tinted Sixties Mind, donde Spinner brilló con luz propia, cantando una de las mejores canciones de la historia del Hard Rock.

Otra nueva versión y primera gran sorpresa de la noche. Roundabout de Yes. Increíble interpretación de una de las mejores canciones del Rock Progresivo y donde toda la Sala Live pudo alucinar con los juegos de voces entre Martini, Spinner y Gilbert, con el desarrollo instrumental y con Gilbert haciendo con su guitarra las imposibles partes de teclados. Absolutamente sensacional de principio a fin, si cerrabas los ojos te podías sumergir en la magia de los Yes de los 70. Obvia decir que fue otro momento realmente memorable.

La divertida y casi surfera Batter Up de su último disco, dio paso a otra nueva versión y a otra nueva sorpresa. Esta vez fue Light My Fire de The Doors, con la voz grave de Gilbert haciendo de Morrison, con un gran solo de Spinner en la parte central de la canción, y con un solo monumental de Gilbert al final de la misma, que a pesar del reducido espacio del escenario y de ser una sala pequeña, le encontré mucho más a gusto y cómodo que en su anterior visita con Mr. Big en La Riviera.

Fue un concierto sin bises, en el que Gilbert en la presentación de Propeller y con mucha gracia, desmontó uno de los grandes mitos del Rock and Roll, “para que voy a ir a los camerinos si luego tengo que volver?” Quizás también fuera porque La Sala Live no cuenta con unos camerinos acondicionados al uso. En cualquier caso, siguió desgranando la mencionada Propeller, con esas sublimes melodías y ese toque Fussion y una nueva versión, esta vez de Muddy Waters con I Want To Be Loved, con otro duelo de guitarras en plan Crossroads, en el que Spinner trataba de emular las frases de Gilbert. Spinner no es Bruce Bouillet para poner en aprietos a Gilbert, pero se defendió más que dignamente y con mucho humor entre ambos.

Recta final del concierto con la enésima versión que hemos visto este año de Little Wing de Hendrix. Bonamassa la tocó en su última visita, al igual que Andy Timmons. Especialmente intensa la de Timmons, pero la de Gilbert no lo fue menos. Tema inmortal, que tocado con la pasión y la técnica con la que la tocan estos puñeteros genios, hace que sea difícil decantarse por alguna. Inolvidables en los tres casos. Con un Down To Mexico totalmente loco, en el que Gilbert cantó únicamente acompañado de su guitarra, con toda su banda y el público dando palmas y con la palabra Pablo iluminada en el escenario.

Ultima y también sorpresiva versión, esta vez el Go Down de AC/ DC. Frenética y super heavy, con Spinner y Gilbert turnándose a las voces y con la que dieron por finalizado un concierto memorable. Un concierto  que no solo pueden disfrutar los maníacos de la guitarra. Obviamente es un concierto orientado a la guitarra y la técnica, pero cualquiera con un mínimo de gusto por la buena música Rock puede apreciar sin necesidad de saber digitar mil y una escalas, dada la variedad y el buen gusto de la selección tanto de temas propios cómo de versiones. Grande Pablo!

Texto: Guillermo Diéguez
Fotos: Daniel Wayne ( flickr )

ENLACES RELACIONADOS:

Paul Gilbert: Fuzz Universe// Mascot Records