Garage Sound Fest – Viernes 14 de Julio ’17 – Auditorio Miguel Ríos, Rivas-Vaciamadrid (Madrid)
Rock y motor combinados en un festival de dos días con un cartel de lo más atractivo. Razones suficientes para disfrutar de un fin de semana repleto de watios y caballos, por lo que a primera hora ya estábamos listos para recoger nuestra acreditación y comenzar a rockear.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López
Desconocemos cual fue el desajuste que hizo que Neon Delta tocaran ante muy poquita gente y que nosotros ni siquiera llegáramos a verlos. Único punto negro de una organización intachable, que nos colmó de comodidades y que con su buen hacer consiguieron que el sofocante calor se hiciera algo más llevadero, que disfrutáramos de buen sonido en general y que, en definitiva, lo pasásemos como críos.Así pues, comenzamos la tarde con Tax The Heat, nombre más que apropiado con la que estaba cayendo. Quizá fue por la falta de un cabeza de cartel claro, por la presencia cercana de otros festivales de mayor calado o simplemente porque la gente escogió otras opciones, pero el hecho es que ya desde el comienzo de los de Bristol se auguraba una asistencia de público por debajo de lo esperado. Y así ocurrió en ambos días por lo que no redundaremos en ello, simplemente deseamos fervientemente que el año que viene se celebre una nueva edición con un mayor índice de asistencia, porque lo merecen.“Devil’s Daughter” fue un gran comienzo de una banda que acaba de publicar su debut discográfico, pero que se ganaron a los allí presentes desde el primer momento.
Con su Rock & Roll enérgico, que bebe de grandes clásicos pero que posee mucha frescura, nos ofrecieron un rápido repaso al álbum.La cortante “Animals” y la pesada y cadenciosa “Under Watchful Eye”, que posee unos arreglos de guitarra magníficos, fueron enlazadas, al igual que fueron concebidas en el estudio, aunque en directo ganan muchos enteros. Siguieron demostrando que son una banda muy a tener en cuenta con temas como “Some Symphaty”, “Lost Our Way” o “Fed To Lions”. Movieron al público, que disfrutó a primerísima de un muy buen concierto, y cerraron con la excelente “Highway Home”.
Mientras esperábamos la aparición sobre las tablas de Shawn James & The Shapeshifters pudimos disfrutar de un divertido espectáculo de mini motos, y, casi sin darnos cuenta, “Lost” ya estaba sonando. Rock, Blues, Folk, Country… La mezcla que practican los de Arkansas es de lo más atractiva, y fue muy bien recibida. Las guitarras, el banjo y el violín se conjuntaban a la perfección sobre una potente base rítmica para que Shawn, con su quebrada voz, liderase el recital.
“Like Father Like Son” sonó realmente potente, y la gente, reunida en las primeras filas buscando la sombra que proyectaba el escenario, comenzó tímidamente a moverse. Para mí eran los grandes tapados del festival, y los asistentes comenzaban a darse cuenta de que ahí había nivel, y mucho. “Wild Man”, “The Sandbox” y “Hunger” terminaron por encandilar a todo el mundo, acercándonos con ese sonido pantanoso y tan particular, tan puramente americano, al otro lado del charco.
“Back Down” y “Hellhound” se adentraron en terrenos todavía más profundos, sonando pesadas e intensas. Gran actuación del violinista y el banjoista, que demostraron un nivel altísimo durante todo el concierto, y además, una especial simpatía cuando, más tarde, pudimos charlar un rato con ellos en el stand de firmas. Con “Delilah” y “Devil’s Daughter” dieron por terminado un gran concierto, demostrando que no eran meras comparsas. Fue un auténtico gustazo, aunque me quedé con las ganas de escuchar la maravillosa versión que tienen del “The Number Of The Beast” de Iron Maiden. No se puede tener todo…
Tras disfrutar de la exposición de American Cars que allí se encontraba volvimos frente al escenario para ver a The Answer. Los norirlandeses no nos habían visitado todavía para presentar “Solas”, su último trabajo, así que era una oportunidad magnífica para verles. Es un hecho que su discografía se ha ido haciendo más madura, más reposada, no por ello peor, aunque más de uno seguro que me contradice, pero en directo siguen siendo pura energía.
Con el ritmo de batería, y sin más artificios, encararon la enigmática “Solas”, que quizá no sea la más adecuada para el comienzo de un concierto. Fueron momentos de dudas, ya que, además, Cormac Neeson estuvo algo regular de voz. Pronto despejaron esas dudas, faltó algo de calentamiento, nada más, porque a partir de “Under The Sky” todo fue sobre ruedas, en un crescendo de energía e interpretación. “Demon Driven Man”, “Come Follow Me” o “On And On” fueron un derroche de vivacidad y de química entre ellos, contagiándonos su buen rollo. Cormac llegó a quitarse el sombrero, literalmente, ante Paul Mahon, quien estuvo soberbio a las seis cuerdas.
Aseguraron estar encantados de estar de vuelta en lo que consideran su casa, y es que conviene recordar que pasaron largas temporadas grabando en nuestro país, antes de continuar con la coreada “I Am What I Am”, en la que Cormac se dio un buen baño de masas. “Never Too Late”, y la más reciente “Thief Of Light”, fueron también muy buen recibidas, demostrando que los nuevos temas en directo ganan puntos en intensidad.Neeson estuvo muy acertado durante todo el concierto, pero llegados a este punto alcanzo cotas muy altas, que remataron con “Spectacular” y “Raise A Little Hell”, dos grandes temas para cerrar un gran concierto.
Para amenizar la espera de uno de los platos fuertes del festival, los ingleses The Darkness, pudimos disfrutar de una espectacular exhibición de Freestyle por parte del Lleides Team. Back flips, Clippers, Supermans y un sinfín de maniobras que nos deleitaron durante algo más de media hora.
El sol se escondía tras el horizonte cuando la banda liderada por los hermanos Hawkins salía a escena. Con esa extravagancia tan suya, y la mezcla de Hard y Glam Rock con la que tantos éxitos han cosechado, calaron hondo desde el primer acorde de “Black Shuck”. “Growing On Me” fue la primera mirada a su celebradísimo “Permission To Land”, la cual tuvieron que parar y empezar de nuevo por problemas técnicos, para acto seguido presentarnos el single de adelanto del que será su próximo disco, “All The Pretty Girls”. El sonido estaba siendo realmente bueno, potente y claro, muy natural y orgánico, algo que los allí presentes agradecimos.
Los hermanos estuvieron a gran nivel, instrumentalmente hablando, dejándonos momentos para el recuerdo, pero es cierto que a Justin sus habituales agudos y gorgoritos le fallaron en ciertos momentos sin importancia.“Givin’ Up” y “Mudslide” fueron las siguientes en caer, manteniendo el buen nivel. Acto seguido, los golpes al cencerro por parte de Frankie Poullain anticipaban el comienzo de “One Way Ticket”, que lógicamente fue una de las más celebradas y coreadas de la noche. Justin concentraba prácticamente todas las miradas con su actitud hiperactiva y bromeaba constantemente con el público, haciendo comentarios sobre los coches, el calor e incluso retractándose de ciertas palabras mal sonantes porque había niños.
“Every Inch Of You” fue la única concesión a su tercer lanzamiento, dejando paso a otro de los temas nuevos que presentaron: “Japanese Prisoner Of Love”, que posee un cierto deje Stoner muy interesante.“Love Is Only A Feeling” puso algo de pausa antes de que encadenasen la parte más pesada del concierto con “Solid Gold”, el último de los tres temas nuevos que nos presentaron, “Barbarian”, “Friday Night” o la histriónica “Get Your Hands Off My Woman”, que nos mostró a un Justin pletórico, haciendo incluso el pino frente a la batería y dando palmas con los pies. Como showman y frontman desde luego que no tiene precio.
Lo estábamos pasando en grande y cuando nos quisimos dar cuenta, “Stuck In A Rut” mediante, estábamos todos moviéndonos y dejándonos la garganta al ritmo de “I Believe In A Thing Called Love”, su archiconocido mayor éxito. El éxtasis general se alargó cuando Justin salió a hombros de uno de sus ayudantes para interpretar entre el público, al más puro estilo Angus Young, el solo de “Love On The Rocks With No Ice”, con la que cerraron un magnífico concierto.
Más Freestyle antes de que Dios Salve A La Reina saltase a escena y nos dejasen a todos boquiabiertos. Que el propio Brian May les haya dado su beneplácito y apoyo personalmente para tributar a Queen ya debería ser un indicativo del nivel de estos cuatro argentinos que por momentos nos mantuvieron en la ilusión de estar viendo a la banda original. Y es que más allá del parecido físico de Pablo Padín con Freddy Mercury, la banda calca la escenografía, los movimientos, el vestuario… todo, con una fidelidad que asusta. Y si a eso le sumamos que a nivel musical lo hacen realmente bien, siendo obvio que el nivel de Queen no es alcanzable por ninguno de los mortales, tenemos un coctel que está triunfando a nivel mundial, llenando por donde pasa, y que gracias al Garage Sound Fest pudimos disfrutar aquella noche.
El repaso a la historia de Queen comenzó con “Tie Your Mother Down” y “I Want It All”, ni más ni menos, con un Pablo pletórico, metido tan en el personaje que a pesar de ser argentinos se dirige a la audiencia en inglés en todo momento. Huelga decir que la gente cantó cada sílaba junto a él durante la hora y cuarto que duró el show. Ezequiel Tibaldo tomó entonces el protagonismo para enloquecer al público con las notas de bajo que dan comienzo a “Another One Bites The Dust”. Celebradísima. Muchos seguían ojipláticos, preguntándose cuantas horas de vídeo y delante de un espejo se habrán tirado para clavar de tal manera los movimientos de los miembros originales.
Tal como hiciera Mercury en su día, Padín se sentó al piano para interpretar el comienzo de “Killer Queen”, que fue seguida de “Now I’m Here” y, con el bajo otra vez protagonista, de “Under Pressure”.Con el público entusiasmado subieron las revoluciones para ofrecernos “Stone Cold Crazy”, que fue uno de los pocos momentos de la noche en el que a Pablo se le noto un poco forzado. Acto seguido relajaron con “Somebody To Love”, donde pudimos comprobar, mejor que en ningún otro momento, lo bien trabajados que tienen los coros y lo bien que los ejecutan. Y es que si eran de importancia capital en la música de los británicos, por fuerza lo tiene que ser en la suya.
Tas disfrutar de Francisco Calgaro jugando a ser Brian May, continuaron con el repertorio de clásicos de la historia, como “One Vision”, “A Kind Of Magic” o la inconmensurable “I Want To Break Free”. “Radio Ga-Ga” y “Crazy Little Thing Called Love”, Pablo con guitarra incluida, anticiparon lo que fue un fin de concierto memorable. Como es obvio no podían faltar “Bohemian Rhapsody”, que interpretaron impresionantemente bien, con Padín volviendo al piano, “We Will Rock You” y “We Are The Champions”. Los tres himnos más reconocibles y más icónicos de Queen sonaron uno tras otro para poner punto y final a un concierto que despertó vítores y nostalgia a partes iguales.
Tras ocho horas de festival aún nos quedaban fuerzas para recibir a los suecos Mustasch, que con su Heavy/Hard era la apuesta más potente de la noche. Bien entrada la madrugada saltaban a escena con Ralf Gyllenhammar a la cabeza y comenzando con la inconmensurable “Double Nature”. Tuvieron que hacer frente a problemas de sonido, como que en el mencionado tema la batería no sonase a través de la PA, que lastraron el comienzo de su actuación. En todo momento hicieron gala de una profesionalidad excelente, pero esto, sumado al cansancio, hizo que hubiese gente que, en previsión de un segundo día igual de agotador, comenzara a retirarse.
No fue hasta después de “Black City” y “Deep In The Woods”, ya con su esperadísimo “Mine”, que comenzaron a sonar como lo que realmente son: una apisonadora. Terminado con su single de referencia tocó el turno del solo de batería de Robban Bäck. A pesar de haber sido un solo ágil y entretenido, con buena técnica, personalmente creo que meter un solo en un repertorio de una hora no es lo más apropiado. Quedábamos pocos, y Ralf no paraba de intentar animarnos, incluso en su rudimentario castellano. Pero lo que de verdad animaba era su música. Olvidados ya los problemas de sonido, se les empezó a notar algo más sueltos y “Speed Metal”, “Heresy”, “Bring Me Everyone” o “Down In Black” nos arrasaron con su potencia. “I Don’t Hate You” y la esperada “I Hunt Alone” pusieron punto y final a una maratoniana jornada en la que disfrutamos de unas actuaciones de gran nivel.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López