El fin de semana pasado tuvo lugar la primera edición del Rock The Coast, la nueva apuesta de la promotora Madness live. Desde su anuncio ya nos sorprendió a todos por su localización y por el formato. Un gran festival con grandes bandas, conciertos exclusivos, en un enclave novedoso, al sur de España y en un recinto que ya desde el principio parecía atractivo.
Texto y fotos: Toni Marchante
La conclusión final tras haberlo vivido es que ha sido todo un éxito. Si bien la decisión inicialmente suponía un riesgo, ya que hay que ir hasta Fuengirola en pleno periodo inicial de grandes festivales en nuestro país donde el público hace selección de a qué festival va a ir, la gente de Madness Live se convierten en visionarios de una oportunidad aplicando lo ya aprendido en otros grandes eventos (Be Prog, Leyendas o Maiden en el Wanda, etc…), organizando un Festival donde la climatología tiene alta probabilidad de éxito, en una ciudad preparada en cuanto alojamiento, un poco antes del periodo vacacional, con buenas líneas de transporte y comunicación (aunque haya que llegar hasta allí), en un enclave de esos emblemáticos a los que la promotora nos tiene acostumbrados.
El Ayuntamiento de Fuengirola ha creado el concepto Marenostrum habilitando en el Castillo de Sohail y su entorno, una oferta musical variada sin precedentes de la mano de las principales promotoras del país, con conciertos que comenzaron ya en el mes de abril y que durarán hasta agosto. Dentro de este concepto ha entrado el Rock The Coast, el único evento en su calendario dedicado al rock más contundente. El enclave es ideal, situado al lado de la playa, con dos macro escenarios al pie del castillo, con gradas y la propia pendiente que facilita la visibilidad y un escenario adicional dentro del castillo lo que incrementa aún más la oferta. La puesta en marcha de un Festival siempre es complicada, pero en este Rock the Coast podríamos decir que todo ha salido redondo. Evidentemente, la perfección es una utopía, porque todo el mundo no opina lo mismo sobre algo y por supuesto hay algunas cosas en las que se deben mejorar, pero si Madness Live sabe de algo, es de eso, de ver cómo puede ir mejorando probando cosas a base de experiencia tal y como hemos visto por ejemplo en los Be Prog! My Friend.
El ambiente fue en todo momento muy agradable, en un concierto que acogía a un público multigeneracional donde había abuelos, padres, jóvenes y niños, todo un evento para disfrutar con amigos o en familia, con una cuidada seguridad y sin incidentes reseñables. Los servicios fueron suficientes en todos los aspectos, los accesos y las colas no presentaban largas esperas en un evento donde se estaba por encima del 90% de ocupación. Así los bares y puestos de comida trabajaron a destajo de forma eficiente, con vasos reciclables para cuidar el medioambiente y el uso de la cashless insertada en la pulsera de acceso que facilitaban las transacciones. Hubo mercadillo de ropa y discos, zona de firmas, zona para la prensa y puesto de camisetas en la que era imposible hacerse con una sin perderse alguna actuación; de hecho, las camisetas oficiales del Festival tuvieron mucho éxito y se agotaron en las primeras horas del primer día. La pulsera de acceso permitía la entrada y salida del recinto, por lo que era posible salir a la playa mientras a tus espaldas tenías una grandiosa banda sonora.
En cuanto a los escenarios, los Main Stage tenían la dimensión para grandes producciones y para los que accedieron al castillo (por cierto, buena cuesta para hacer ejercicio…) allí se encontraron con un ambiente muy particular y medieval. Fue allí en el castillo donde las cosas se complicaron un poco, con problemas técnicos durante los dos días, que provocaron el retraso de algunas bandas e incluso a algunas muy significativas les provocó el recorte de su set list, como fue el caso de Conception que después de volver tras 20 años de su separación, en su única y exclusiva actuación en España, no pudieron ofrecer su show completo, cosa que también afectó a Dry River que cerraron el festival a lo grande. Además, la disposición del escenario en el castillo era algo incómodo para el espectador durante la tarde, porque al no tener un telón de fondo el sol molestaba bastante en las primeas filas, algo de fácil solución para la próxima edición. También en algunos conciertos deslucieron la actuación el exceso de humo artificial que impidió la visualización del espectáculo. Independientemente de estos aspectos a mejorar, la zona del castillo no dejaba de ser un refugio más que agradable donde se disfrutó de grandísimas actuaciones.
En general el sonido en todo el festival fue más que correcto. Cierto es que por la tarde ambos días se levantó una brisa lateral que reportaban un efecto positivo al aliviar el calor, pero por otro lado también fue negativo para los que se encontraban lejos del escenario pues barría el sonido, por suerte conforme avanzaba la tarde la brisa desapareció. La gran variedad sónica que ofrecieron los grupos hizo que cada cual elaborara su guía festivalera para buscar los momentos para descansar, comer, beber o comprar. En próximos días repasaremos las actuaciones de los grupos con más profundidad, pero como avance os contaremos que los dos platos fuertes del viernes 14 estuvieron a la altura con un concierto espectacular sobre todo en lo visual de Scorpions que presentaron un set list basado en grandes éxitos y unos Europe que rayaron a gran altura dando un recital. Lo más destacado de ese primer día fueron el conciertazo de Leo Jimenez y su banda, unos Wintersun que sorprendieron a más de uno, los Bloodhunter que nos hicieron bajar a los infiernos, el indestructible UDO con su grupo que tuvieron una actuación redonda, una Tarja rockera que dejó atrás sus vestidos de princesa, la despedida de unos UFO que sentaron cátedra, el progresivo elegante de los Seventh Wonder de Karevik o el contundente cierre de Carcass en el Main mientras los Debler cerraban la puerta del castillo por ese día.
El segundo día tuvo un triunfador destacado, Ronnie Romero al frente de los Rainbow con el jefe Ritchie Blackmore dio un recital de lo que es cantar, los powermetaleros Freedom Call abrieron el melón, Tatiana con sus Jinjer hipnotizaron con su fuerza, los Angelus Apátrida dieron un concierto memorable provocando el mosh pit en la pista, Magnum cumplieron con su cometido mientras Crisálida nos trajeron el rock del sur de Chile al castillo, los Opeth estuvieron magníficos y disfrutamos de los irónicos comentarios de “Miguelito” Akerfeldt, The Darkness dieron un concierto correcto para luego subirnos al castillo para ver la nueva oferta de Conception en un concierto oscuro y elegante para terminar con la fiesta que nos montaron unos Dry River espectaculares que nos hicieron cantar y reír.
Una experiencia inolvidable y las ilusiones puestas en el año que viene, porque tras el éxito de este año parece que habrá una segunda edición. Hacía falta un gran festival de metal en el sur de España y parece que se ha dado con la tecla. Solo nos queda empezar a desear a quien queremos ver y esperar que se cumplan nuestras expectativas, porque Rock the Coast es un producto bien diseñado y bien trabajado, no nos queda más que felicitar al Promotor, al Ayuntamiento de Fuengirola y a todas las personas que trabajaron para que todo esto fuera posible y por supuesto a todos los asistentes que hicieron de este evento algo nuevo y también algo único. Que sirvan estas primeras impresiones como avance de los reportajes completos que vendrán de ambos días del festival comentando como transcurrieron esas dos jornadas de música en directo de alto nivel, un placer contároslo muy pronto en nuestra web, permaneced atentos para revivir con nosotros esta nueva experiencia musical que ha venido para quedarse.
Texto y fotos: Toni Marchante