Antes de nada, aclarar que yo jamás había escuchado Saint Vitus hasta hace un mes. De hecho, ignoraba por completo la existencia del grupo. Pero por circunstancias de la vida, he tenido el placer de asistir a dos de los conciertos de su reciente gira de reunión.  Así que voy a intentar el más difícil todavía, damas y caballeros… ¡Escribir dos crónicas a la vez sobre un grupo que no conozco de nada!

Los conciertos en cuestión se celebran en Londres y Barcelona, con nueve días de diferencia, y son respectivamente el primero y el noveno de la gira europea “Bring the Doom Tour”. Si bien los californianos ya regresaron a los escenarios el año pasado después de seis años de retiro escénico, se respira un cierto fervor religioso en torno al acontecimiento. El  retorno al Viejo Mundo de una de las bandas seminales del Doom / Stoner Metal se suma a  la larga lista de exhumaciones célebres que estamos viviendo últimamente. Y nunca mejor dicho en este caso, porque si estos señores ya presentaban un aspecto decrépito cuando eran jovenzuelos, imaginaos ahora.

Pero empezaré con las bandas  locales, que bien merecen unas líneas en esta reseña. En Londres, Orange Goblin tocan en segundo lugar a causa de su mayor experiencia. Capitaneados por Ben Ward, un tipo gigantesco de aspecto bonachón, ofrecen un directo de lo más entusiasta. En todo momento cuentan con el apoyo británico y se nota que juegan en casa. Sin obviar que Ben sabe muy bien cómo meterse al público en el bolsillo. La banda hace gala de una actitud fantástica y convierte inmediatamente el O2 Islington Academy en una batalla campal, con su estilo festivo-agresivo. El sonido no es nada destacable, pero está claro que su objetivo es entretener y divertirse.  Y eso saben hacerlo muy bien.

En Barcelona, Cuzo ( foto izq.) nos brindan una propuesta mucho más experimental. Con un estilo más cercano a registros post-rockeros, el trío ameniza la llegada de los  más puntuales con sus temas instrumentales. Suenan gruesos y etéreos a la vez, con unos riffs pegadizos y muy vigorizantes. El sonido, a menudo cercano al ruido, cuenta con ricos matices. Es la suya una propuesta interesante, enmarcada en el conjunto de nuevas tendencias musicales. Como en realidad yo no he llegado demasiado puntual, su actuación se me hace bastante corta.  Pero muy decente. Me quedo con las ganas de seguirles la pista en el futuro.

Centurions Ghost ( foto der.) deben sentirse muy privilegiados. Aunque no son precisamente novatos, telonear a una banda mítica como Saint Vitus debe suponer un regalo del cielo y a la vez una gran responsabilidad. En Londres tocan primeros y en Barcelona segundos. Su cometido en el espectáculo es muy similar en ambos conciertos, calentar al público con una música muy efectiva, basada en riffs sencillos pero muy potentes, con unas texturas de corte grave y contundente. Precisamente el hecho de que las composiciones no sean excesivamente complejas hace que el sonido, muy basado en la potencia bruta, juegue a su favor en las dos fechas. Muy correctos y profesionales, su estilo los convierte en una magnífica elección para introducir a los cabezas de cartel.

A destacar la presencia de una fémina a la guitarra, hecho que los acerca a sus compatriotas Electric Wizard – quienes por cierto se cuentan entre los asistentes en Londres –. Y no es su único punto en común, ya que quedan perfectamente enmarcados en la escena sludge / stoner que tan en boga está últimamente. Me pregunto hasta qué  punto el  actual auge de dicha escena ha animado a Saint Vitus a regresar a los escenarios, siendo ellos unos claros precursores. O quizás haya sido el dinero, nunca se sabe. En todo caso, Centurions Ghost desarrollan su papel con eficiencia y aunque no ofrecen un espectáculo apoteósico, definitivamente acaban por convencerme.

Y vamos ya con Saint Vitus, los grandes protagonistas de estas dos veladas. En Londres no tengo ni idea de qué es lo que me voy a encontrar.  Así que imaginaos mi sorpresa cuando aparece sobre el escenario un anciano barbudo, tatuado hasta las cejas, con atuendo entre jipi trasnochado y motero recién salido de una escena de Easy Rider.  Pintoresco. Esperpéntico. Entrañable. Aparece sin ninguna ceremonia a ajustar el sonido de su cabezal. Se trata de Dave Chandler. Ya me cae bien. Le siguen sus compañeros, de aspecto no menos extravagante. Saint Vitus han vuelto a los escenarios.

En Barcelona ya estoy más curado de espantos al verlos aparecer, y así a primera vista el hecho que va a diferenciar ambas puestas en escena es la presencia de una gran pantalla de proyecciones en Londres. En ella veremos mayormente el logotipo del grupo y varias imágenes de corte lisérgico. Los conciertos empiezan invariablemente con la dinámica “Living Backwards” y  un público jaleando apasionadamente. Desde los primeros acordes me queda claro de qué va esto. De pasárselo en grande con música pesada de manos de unos músicos que rebosan tablas y derrochan entusiasmo. Me interesa la propuesta. Creo que voy a pasármelo bien.

El sonido es mucho mejor en Londres, y en Barcelona además es tan exageradamente alto que me veo obligado a ponerme tapones. Los músicos, cuyos tímpanos hace tiempo que dejaron de funcionar correctamente, no parecen notarlo. Esto no supone ningún impedimento para que estén decididos a darlo todo. La voz de Wino apenas se oye en Londres. A pesar de todo, a mi me llaman mucho más la atención sus expresiones faciales desencajadas, propias de un loco. Henry Vasquez, una nueva incorporación para la gira, aporrea la batería con muchas ganas. Atención a un solo que parece improvisar en Londres y se descubrirá preparado en Barcelona. Y qué decir de Mark Adams… Parece que la cosa no vaya con él. Los bajistas son gente especial. Todo el mundo lo sabe.

Una de las cosas más características de los directos de Saint Vitus es la forma de tocar de Chandler. Con mucho feeling y  mucha personalidad. Y con un estilo terriblemente macarrónico. Honesto en su sencillez, al puro estilo de la vieja escuela. Sin olvidar sus homenajes constantes a Jimmy Hendrix, desde el pañuelo en la cabeza hasta tocar la guitarra con los dientes. Hay que ver la que es capaz de liar con una guitarra, un poco de flanger y un wah wah. Realmente este tipo  tiene carisma. En Londres tiene además el protagonismo absoluto, ya que es el encargado de comunicarse verbalmente con el público. En Barcelona en cambio, este papel recae mayormente sobre Wino. Ambos se muestran muy comunicativos y bromistas en todo momento.

La trampa de los chistes se descubre en Barcelona, cuando vuelvo a oír textualmente todos los comentarios que en Londres me parecieron espontáneos. No supone una tremenda decepción, es sólo que a veces soy un poco ingenuo. Entre las coñas más destacables, Chandler afirma que entre los muchos regalos que ha obtenido con la edad se encuentran una legión de seguidores y el alcoholismo. El grupo se sorprende de la presencia femenina en sus conciertos, algo impensable veinte años ha. Y finalmente Wino nos pregunta burlonamente la edad para presentar su himno “Born Too Late”. No es ningún secreto que muchos de los asistentes nacimos más tarde que Saint Vitus. Así nos devuelven el trauma que para ellos supuso el sentirse siempre atrapados en una escena que los rechazaba por falta de modernidad. Y ahora vuelven a estar de moda, ironía del destino.

Al respecto de la comunión con el público, un aspecto crucial en ambos eventos, hay un hecho clave que los distancia: las medidas de seguridad. En Londres un foso separa a los músicos del público, mientras que en Barcelona la ausencia de barreras da a lugar a un montón de situaciones divertidas. Los fanáticos abrazando y sobando a Wino mientras canta. Chandler valiéndose de las cabezas de los asistentes para hacer sonar la guitarra. Wino abriendo una botella de Jack Daniels y compartiéndola con todo el mundo en medio del concierto. El público lo agradece. Los músicos lo agradecen. Inolvidable. Si tengo que juzgar al público por su entrega en este concierto, me quedo sin pensarlo con el que ha asistido a Barcelona.

Y acabaré hablando del repertorio, prácticamente igual en ambas fechas.  La  única diferencia es la inclusión de la intro de “Burial  at Sea” en el encore de Barcelona. El grueso de las canciones proviene de su trabajo más emblemático “Born Too Late”. El resto está compuesto de algunas concesiones al resto de discos, incluso al primero, pero ninguna a “Die Healing”. De entre todas, una canción capta poderosamente mi atención en ambos directos. Se trata de “The Troll”,  cuyo riff principal tan absolutamente pegadizo la ha convertido a día de hoy en mi canción favorita del conjunto. Chandler confiesa que es la primera vez en toda la historia de Saint Vitus que la tocan en directo. Qué suerte la mía. Con todo, una selección equilibrada de temas que nos permite alternativamente cabecear con pesadumbre en los más agónicos o darnos de palos alegremente en los más animados. Y se nota que los músicos se lo pasan en grande en ambos.

Al acabar ambos conciertos se respira satisfacción. En Barcelona los músicos bajan a celebrar con sus seguidores. En Londres los asistentes abarrotan el puesto de merchandising para llevarse su recuerdo del acontecimiento. Y no es para menos, quién sabe si esta ha sido la última vez que veremos a los californianos en Europa. El recuerdo que yo me llevo no se paga con dinero y es que Saint Vitus han venido a recordarnos algo. Que el rock no es cuestión de mensaje, estilo, técnica ni edad. Sino de pasión, actitud y autenticidad. Una lección a tener en cuenta.

Texto y fotos: Rider G Omega
Crónica en colaboración con Empire Magazine
(https://www.myspace.com/empire_magazine)

Setlist de Saint Vitus:

Living Backwards
I Bleed Black
Clear Windowpane
The War Starter
Look Behind You
The Troll
White Stallions
Mystic Lady
Saint Vitus
————–
Dying Inside
Burial at Sea intro (Barcelona)
Born Too Late