Satyricon regresa cinco años después de su último lanzamiento con su octavo disco de larga duración que lleva por título el nombre del grupo. Alejados cada día más de aquel black metal noruego que practicaron a mediados de los noventa, Satyr y Frost siguen renovándose y revolucionando, en cierta manera, el estilo que les vio crecer. P aris González |
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Nota: 7/10 |
De un tiempo a esta parte, se está convirtiendo en una moda entre las bandas con cierto renombre el titular los discos con el nombre del propio grupo. Véase el caso de Killswitch Engage, Dream Theater o estos Satyricon. El oyente espera que si una banda titula un disco de manera homónima, lo haga porque sea un álbum en el que se pueda observar la mejor versión del grupo. Pero ninguno de los tres LP’s mencionados son lo mejor de las respectivas bandas.
Satyricon, grupo que aquí nos ocupa, regresa a la escena cinco años después de su último álbum, “The age of nero” que seguía la estela marcada por “Now, diabolical”, un disco que, aunque alejado de la vertiente más clásica del black metal noruego tenía mucho de la actitud que se espera de una banda blacker. Y este “Satyricon” no es más que una vuelta de tuerca más a ese concepto que Satyr y Frost llevan amasando desde 2006.
Algunos hablan de evolución, otros de involución. Pero quizás esos términos son un tanto limitados para lo que nos pretende presentar la banda de Oslo. Simplemente, esta pareja de músicos está en otra fase en la que ya no pretenden hacer el black prototípico de los 90’, cosa que ya hicieron (¡y de qué manera!) en discos como Nemesis divina o Black medieval times.
Ahora presentan un estilo que, aun teniendo bases y espíritu muy blackers, contiene elementos cercanos al heavy metal más tradicional y una ambientación que resulta muy novedosa, una especie de halo industrial que rodea de misticismo cada una de las notas que salen de las guitarras de la banda nórdica.
El disco se abre con “Voice of shadows”, una intro que ya va dando alguna pista de lo que el oyente se va a encontrar a lo largo del álbum. Ritmos secos y guitarras tenebrosas. El continuum perfecto de la intro es “Tro og kraft”, más rápida pero igualmente oscura, con cierto regusto a temas del Now, diabolical. El impass ciertamente preciosista a mitad de tema enlaza bien con la última parte que vuelve por los derroteros del principio de la canción.
Le sigue “Our World, it rumbles tonight”, un tema con claras influencias del heavy metal clásico, tanto en los bombos de Frost como en las guitarras afiladas de Satyr, acercándose por momentos a alguno de los últimos álbumes de sus compatriotas Darkthone. “Nocturnal flare” sigue por esa estela intimista a la par que oscura de sus predecesoras. Suena más que interesante el estribillo, a medio tempo y con unas voces lejanas que sirven de coro, y, por otro lado, el solo, en el que Satyr se
“Phoenix”, por su parte, se muestra mucho más intimista, gracias a la participación de Sivert Hoyem, cantante de la extinta banda de rock alternativo noruega Madrugada, quien, con su voz da un paso más en el camino que Satyricon está desarrollando. De todas maneras y pese a lo “floja” que puede resultar para los fans más reaccionarios de la banda, los riffs tienen claras reminiscencias de su época más noventera.
Tras ella, llega la sección más blacker de todo el disco con los tres siguientes temas: “Walker upon the wind” que se muestra gamberra, rapidísima, sin perder la atmósfera que viene rodeando al conjunto del álbum desde el minuto 1. Después viene “Nekrohaven”, más calmada pero con ese mismo aire clásico que su predecesora. Pese a todo, el estribillo suena más accesible que el resto de temas. Otro de los temas aguerridos y veloces es “Ageless northern spirit”.
“The infinity of time and Space” es, probablemente, el tema más complejo de todo el disco gracias a sus continuos cambios de ritmo, su fiereza calmada, su rapidez lenta…una canción extraña pero sumamente preciosista. Para el final queda “Natt”, corte ambiental que resume a la perfección esas atmósferas que abundan en la obra.
Satyricon, en resumen, continúa por el camino que ya marcaron sus dos discos precedentes: Now, diabolical y The age of Nero, aunque ahora con una calma que no habíamos encontrado en los noruego, quienes, por momentos, pecan de demasiado melódicos. No obstante, es precisamente en eso donde encontramos el punto fuerte del álbum, en la conjunción entre elementos que, a simple vista, podrían parecer completamente opuestos. El punto negro del álbum está en que puede resultar monótono y lineal. Aún es pronto para juzgar el álbum con perspectiva pero, a buen seguro, de aquí a un tiempo se valorará lo que estos dos noruegos han hecho.
Paris González
Temas:
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Voice of shadows
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Tro og kraft
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Our World, it rumbles tonight
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Nocturnal flare
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Phoenix
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Walker upon the wind
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Nekrohaven
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Ageless northern spirit
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The infinity of time and Space
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Natt