Michael Schenker Fest – 28 de Octubre’18 – Sala La Riviera (Madrid)

Seguimos pasando lista en nuestro otoño de las Guitarras locas, y ahora le toca el turno a otro grande del mástil que, no contento con uno, venía con sus cuatro fantásticos vocalistas como séquito. El Michael Schenker Fest aterrizaba en Madrid ante una sala La Riviera rendida a sus pies.

Texto y Fotos: Susana Manzanares

La expectación que ya de por sí despierta Michael Schenker cada vez que nos visita y con quien viene de vocalista, esta vez se multiplica por cuatro y tendríamos todos los Ases sobre la mesa, no se dejó ni uno y con él vinieron las cuatro voces que le han acompañado durante su carrera en solitario. Doogie White , Gary Barden, Graham Bonnet y Robin McAuley aseguraban que la noche fuera aún más especial y desde luego, para todos los gustos. Pero vamos por orden que primero va la banda invitada, Absolva.

Antes de disfrutar el ‘festival’ de Schenker, teníamos a Absolva como aperitivo abriendo la noche. Los ingleses venían a presentar su cuarto disco Defiance editado por Rocksector Records. La banda de los hermanos Appleton se han reunido con otros compañeros que militaron en la banda de Blaze Bayley -aparte de Chris Appleton-, Martin McNee a la batería y Karl Schramm al bajo para formar esta propuesta clásica y técnica a la vez. Conscientes de su primera vez por aquí conformaron un set de repaso a sus discos con los temas que pudieron tocar dentro de lo que dio de sí el tiempo asignado.

  

Life On The Edge’, ‘Rise Again’, ‘Defiance’ fueron de ese último disco mientras ‘Code Red’ o ‘Never a Good Day To Die’ del resto. Mucha guitarra entre hermanos, ritmos efectivos y galopantes que sirvieron de aperitivo a lo que nos esperaba, tenían muy buena pinta pero no dio tiempo para asimilarlos como dios manda como suele pasar normalmente con los teloneros, así que esperemos que vuelvan con más tiempo y mejor oportunidad.

Con Absolva de vuelta a los camerinos, nos esperaba un deleite anunciado de casi tres horas de duración que recalaba en nuestro país como parte de una extensa gira que continuaría aún semanas después por un buen número de ciudades europeas más. Un concierto tan largo obviamente conlleva un gran número de temas, con lo que los muy requetefans nos frotábamos las manitas y nos prometíamos felices a escuchar seguro todos los imprescindibles del maestro, aun siendo conscientes claro está que la carrera de este (gran)señor es tan larga y nutrida que una llega a la conclusión de que ahí podría caer cualquier tema y por las mismas, otros tantos quedarse fuera…

   

La larga noche dio para mucho, nos dio muchas alegrías y momentos memorables, pero también otros tantos sinsabores. A la dicha infinita de los fans de la etapa más hardroquera del alemán de ver (para algunos por primera vez) y escuchar de nuevo a Robin McAuley junto a Schenker, había que sumarle la decepción de que no sonaran temas de su etapa juntos tan míticos y sagrados como ‘Anytime’ o ‘Love Is Not A Game’ por ejemplo; o ver cómo Gary Barden destrozaba y se destrozaba él con ‘Rock My Nights Away’… 

Es lo que pasa cuando no se está en condiciones para cantar, y con toda la pena del mundo creo que Barden no lo estaba. A medida que iban pasando los temas por él iba empeorando la cosa y cuando llega un punto en que el micro apunta al público y éste canta más que él, como sucedió con ‘Armed And Ready’, es que algo no está yendo bien. Por cosas así, lo que puede ser un gran concierto se te puede empezar a ir a paseo.

  

Aun así, la noche merecía ser disfrutada, un atípico principio con un Schenker más simpático y comunicativo que nunca rememorando y contándonos sus comienzos en Scorpions y hasta cantando un trocito de ‘Holiday’ a modo de apertura y presentación de la banda, Chris Glen, Ted Mckenna y Steve Mann para acto seguido entrar Barden, Bonnet y McAuley de lleno a ofrecernos sus respetos y un prematuro ‘Doctor Doctor’, prematuro porque más nos tiene acostumbrados a escucharlo al cierre y no al principio. Pero como el orden de los factores no altera el producto, o eso dicen, nos supo a gloria y ese primer pistoletazo ya nos levantó las orejillas e hizo entrar en calor para todo lo que vendría de inmediato.

Y así llegó la primera tanda de temas con Doggie White a la cabeza. El hecho que no saliera con sus compañeros en el tema anterior me sugería la idea de que era para diferenciar bien al ‘favorito’ del resto de sus compañeros… Maniobra que tiene su lógica pero esta vez viniendo los cuatro en ‘pack’, lo lógico también es que hubieran salido los cuatro a la vez a ‘saludar’, por decirlo de alguna manera y luego ya que apliquen sus jerarquías. Favorito o no, quizá porque la presencia de Doggie es la predominante en los últimos tiempos y a quien estamos más acostumbrados a ver con él sobre el escenario, a juzgar por las opiniones que se oían a mi alrededor, había cierta impaciencia en que volviera de nuevo al escenario McAuley, el más caro de ver de todos.

   

Aun así, White defendió bastante bien su parte, desde las más recientes ‘Vigilante Man’ y ‘Take Me To The Church’ hasta las más míticas ‘Natural Thing’, ‘Before The Devil Knows You´re Dead’ y ‘Lord of the Lost and Lonely’. Doggie le pasó el testigo al jefe, gran protagonista de la noche que con Captain Nemo ofreció la primera instrumental de las que después sonarían, un tema siempre bienvenido, agradecido y celebrado por el 100% del público.La siguiente tanda corría a cargo del veterano Graham Bonnet que entró con su elegancia innata a cumplir con su parte y a tirar de los clásicos de Assault Attack como ‘Dancer,’ ‘Desert Song’, ‘Searching for a Reason’ y la propia ‘Assault Attack’ con una pincelada del último Resurrection, dejándonos su ‘Night Moods’ con una voz más que aceptable en comparación con las últimas veces que lo hemos visto, con Schenker o con su propia GB Band.

Schenker en su línea, siempre impecable, genio, casi tapado por su Dean y esos ya clásicos sobrantes de las cuerdas en el clavijero que parecen pelillos despeinados, sigue demostrando al paso de los años la magia de sus dedos. Siempre encorvado, con su bailecillo inconfundible y esa capacidad de hacer que cierres los ojos y al oir dos notas sepas que es él, de los pocos capaces de erizar el vello y hacer fluir emociones detrás de cada acorde…

  

Tras la segunda instrumental de la noche la estupenda ‘Coast to Coast’, llega el bloque de temas para Gary Barden, con diferencia el más desafortunado de la noche. Lo que podía haber sido un bloque brillante, lleno de temas increíbles y personalmente de mis favoritos, se fue desvaneciendo hasta quedar en un deseo arruinado. ‘Ready to Rock’, ‘Attack of the Mad Axeman’, la nueva ‘Messin’ Around’ y como ya dije líneas arriba un desolador ‘Rock My Nights Away’, quedaron totalmente deslucidos por la escasez, la inexistencia de unos mínimos aceptables de voz. Barden cantó muy lejos de lo aceptable. Nunca ha sido de mis cantantes de cabecera pero al césar lo que es del césar y si se lo hubiera ganado aquí quedaría escrito y aunque si es cierto que se esforzó en actitud, su actuación esta noche resultó sin fuerza, desafinando lo que no está escrito y como una vela, apagándose poco a poco… una verdadera pena pero aun así no consiguió deslucir al maestro, gracias a dios..

Por suerte, aun quedaba una oportunidad de quedarnos con mejor sabor de boca y acudiendo al rescate sus tres compañeros volvieron al escenario para, ya si ahora los cuatro, cantar juntos uno de los singles de su nuevo trabajo, dejándonos un ‘Warrior’ la mar de resultón que endulzó un poco el sabor de boca de lo anterior y acto seguido un inconmensurable ‘Into The Arena’ que trajo la remontada del concierto, Schenker en estado puro.

   

Y para remontada la de Robin McAuley porque, no nos engañemos y con permiso del genio, en cuanto a lo vocal el concierto fue suyo. Es como si de los cuatro, fuera al que Schenker diera menos concesiones. No hay más que ver la participación en Resurrection, mucho menos presencia que los demás vocalistas, pero curioso, colocado estrategicamente al final de todos el turno de McAuley era el idóneo y el único para dejar bien arriba la noche después de tanto altibajo y Schenker lo sabe. Con voz perfecta, en forma, entregado y señor, nos regaló la mejor parte del concierto y aunque como dije antes se pasó por alto casi por completo su época dejando fuera los hits más increíbles de su cosecha como ‘Save Yourself’, ‘Anytime’, ‘Love Is Not A Game’ o ‘Gimme Your Love’, sí que pudimos al menos deleitarnos con un espléndido ‘Bad Boys’ y con la forma que hizo suyas ‘Shoot Shoot’, ‘Heart and Soul’, ‘Too Hot To Handle’ y la maravillosa ‘Only You Can Rock Me’.

En este punto ya sólo quedaba la ronda final que ya si, fue con todos juntos para la despedida y como ‘Doctor Doctor’ ya nos había dado la bienvenida, el adiós recayó en ‘Rock Bottom’ y ‘Lights Out’ rozando casi las tres horas de concierto, tres horas que pese a sus luces y sombras se hicieron cortas y nos dibujaron esa sonrisilla tonta de satisfacción a todos en la cara.

Texto y Fotos: Susana Manzanares