Stratovarius+Hammerfall+Shakra – 18 de Noviembre – Sala La Riviera ( Madrid )

Desde el norte de Europa, concretamente Suecia, nos visitaron una de las bandas más queridas en nuestro país (y también más odiadas, por qué no decirlo). Heavy metal es su segundo nombre, y no dudan en buscar cualquier ocasión para recordarselo a sus fans. La principal característica de esta banda nórdica es la tralla imparable que meten en cada tema, todo un ejemplo de vitalidad y frescura que tras años y años de buen heavy siguen manteniendo. También es característica en ellos su temática épica, que tan de moda estuvo en los 90. Y aun siguen dandonos buenos temas y buenos directos, como demostraron la noche del viernes 18 de Noviembre en la sala La Riviera de Madrid. Liderados por un altísimo Oscar Dronjak y con Joacim Cans como portavoz, Hammerfall supo meterse al público en el bolsillo. Es de agradecer que nos brindasen un espectáculo visual en condiciones, con detalles como lanzamiento de espuma y combinación de luces y humo.

Un magnífico espectáculo el que Hammerfall dió desde la primera nota de "Secrets", que abre paso a su último disco, y presentando temas como "Fury of the wind" y "Blood bound", pero sin olvidar sus temas emblema como "Riders of the storm", "Renegade", "Let the hammer fall", "Hammerfall", o "Heeding the call" o la melancólica balada "Glory to the brave". Si hay algo que podría caracterizar la gira, como nota anecdótica, es que podríamos llamarla "la gira de los Johansson", pues cada formación integra a uno de los dos hermanos. Y por supuesto tuvieron ocasión de demostrar que son estupendos músicos ambos, como en este caso Anders, quien demostró que la batería manda en Hammerfall, con una sesión de de las que no se hacen pesadas y combinan pasión, fuerza, ritmo y diversión, como las cómicas muecas de Anders. Un concierto demasiado corto para el gusto de los asistentes, aunque pusieron punto final a la noche con los bises, "Templars of steel" y "Hearts on fire", que desató una gran ovación entre los asistentes.

Sabemos que no tardaremos en volver a verles por tierras madrileñas por la expresión de agradecimiento de sus rostros ante la respuesta multitudinaria, y no es para menos, pues demostraron ser unos verdaderos músicos.

En el ambiente se notaba la expectación por ver reunidos al grupo por el que nadie daba un duro hace unos meses y estábamos deseosos de saber si Tolkki finalmente se había recuperado de su enfermedad mental la cual al parecer fue la causante de su extraño comportamiento que terminó con la banda y con la fe de tanta gente en ellos. Diversas especulaciones se han formado en cuanto a lo que les ha ocurrido, como la de haber pretendido realizar una farsa tras el poco éxito de Intermission. En cualquier caso, y sea cual sea la verdad de lo ocurrido, la realidad es que han perdido muchos fans, y si es demasiado tarde para demostrar que siguen siendo los Stratovarius cuya música ha cautivado a tanta gente, sólo el tiempo lo dirá. Hay quien opina que deberían haber esperado algún tiempo para reunirse, pues aun está caliente la decepción, si es así, también eso se verá en su momento.

Pero por ahora, quienes fuimos a verles aquella tarde tratamos de pensar en ellos como en aquellos finlandeses que siempre nos hacían estremecer con sus baladas, hacer headbanging como locos con sus temas más cañeros o disfrutar a la vez que muchos de sus temas nos hacían reflexionar con los problemas del mundo de los que siempre se hacían eco. Mientras en dos pantallas gigantes pasaban imágenes de la banda en su gira mundial, la expectación y la impaciencia crecía por momentos. Tres cosas tenían que demostrar Stratovarius a los madrileños para "conseguir su perdón". Una, que seguían dando unos conciertos tan espectaculares como lo han hecho siempre, dos, que su elección de Lauri Porra como sustituto de Jari ha sido la acertada (realmente es el propio Lauri quien debía probar su valía), y tres, que pueden seguir componiendo y haciendo temas de la talla de Visions. Así comenzaron el concierto con un tema de los más heavies que han hecho nunca, "Maniac dance", que incluso cambia el registro de voz de Kotipelto, con varios tonos menos.

El propio Kotipelto ha declarado en ocasiones que prefiere este registro, y si bien no podemos negar que tiene una voz espectacular de la que hace lo que quiere, a los temas más potentes como es el caso les va más este tono más grave. Sobre su nuevo disco apenas hicieron mención en su repertorio, el antes mencionado "Maniac dance", "Fight" y "United". Esta última traía coletilla política, pues se pasaron por las pantallas una serie de frases contundentes y alusiones al exterminio nazi, así como artículos de la recientemente derogada constitución europea. Quizás a modo de guiño a nuestro "no". El resto del concierto fue como tantos conciertos memorables que hemos podido presenciar. Con temas como "Speed of light", "Kiss of Judas", "Eagleheart", "Against the wind", "Twilight symphony", "Father time", "Hunting high and low" y la famosa balada "Forever". Una selección estupenda, aunque quizás faltaron temas como "Paradise" o "S.O.S.". Por desgracia, tampoco fue un concierto muy extenso en cuanto a tiempo, y quizás algo carente de los efectos a los que nos tienen acostumbrados como fuegos y demás. Pero realmente en cuanto a espectáculo no defraudaron, pues dieron un conciertazo, dando la impresión de que Intermission nunca existió, la banda no se separó y estos dos últimos años no han pasado.

También Lauri pasó su prueba de iniciación, cuando tuvo su momento de gloria en el que ejecutó "Anesthesia" de Metallica. Realmente en ese punto del concierto todos estábamos más que convencidos, cuando llegaron los bises con "Destiny" y "Black diamond", y como no, su habitual cuenta "1, 2, 3 y 4" con la que se han despedido siempre. Y que sigan haciéndolo por muchos años sin darnos más sustos.