Por fin tenemos entre manos el nuevo disco de Sweet Oblivion. Para quien acabe de aterrizar, se trata del proyecto musical que une a Geoff Tate (ex-Queensrÿche) con una banda de músicos italianos de primera fila. Tanto la producción del álbum como la carga compositiva han estado a cargo de Aldo Lonobile (Secret Sphere) y de nuevo le han dado una vuelta de tuerca al metal progresivo ochentero que convirtió a Tate en uno de los vocalistas más destacados de la época.

Sara J. Trigueros

Quien esté familiarizado con el primer disco de Sweet Oblivion encontrará en este muchos elementos en común, a pesar del cambio en la dirección musical del proyecto. Como en el homónimo, el punto fuerte de Relentless son las melodías y el edificio construido alrededor del carácter vocal de Geoff Tate. También comparte con el anterior eso de ser más humanos que los propios humanos: es decir, sonar a veces más a Queensrÿche que los últimos trabajos que han firmado los estadounidenses, lo que, aunque proporciona la dosis necesaria de nostalgia, tampoco es tan relevante como pudiera parecer.

De los diez cortes de los que se compone el disco, los puntos fuertes se sitúan al comienzo y al final. Encontramos al principio un muy buen pistoletazo de salida, con un sonido bien trabajado, grandes melodías en teclados y guitarra (Antonio Agate y Aldo Lonobile, respectivamente), y, por último, el vozarrón de Tate en diferentes facetas, pero dejándose algún as en la manga para más adelante. Le sigue «Strong Pressure», que ya había salido como adelanto y de la que ya sabíamos que tenía gancho y carácter.

Sweet Oblivion – Strong Pressure

Muy buenas sensaciones deja también «Let It Be», que da comienzo con una pequeña introducción de teclado para dar paso a un riff potente pero contenido, con algunos de los mejores pasajes vocales de todo el disco (uno de esos ases a los que me refería en el párrafo anterior), pero algo flojo en los demás elementos. A continuación, «Another Change», otro de esos temas que ya habíamos podido escuchar, vuelve a recuperar fuerzas con un estribillo redondo. A estas alturas ya empiezan a pesar algunos de los defectos que le he encontrado al álbum, pero, aunque a veces los instrumentos pueden sonar algo planos, se notan los esfuerzos por crear un sonido limpio y bien empastado.

Si en el arranque del álbum afloraban algunos momentos menos inspirados, percibo los siguientes tres cortes todavía de forma más irregular. «Wake Up Call» tiene fuerza, pero menos personalidad melódica de la que cabría esperar. Estamos en un terreno agradable, ya que todos los temas son cortos y casi cualquiera podría valer para incluirse en una lista de reproducción, pero ni «Remember Me» ni «Anybody Out There» son el equivalente musical de los fuegos artificiales, desde luego (salvo, quizá, por el papel de Tate en el primero, o por el carácter más nostálgico del segundo).

Sweet Oblivion – Another Change

Desde mi punto de vista, es en la recta final donde se va a recuperar alguna de las virtudes de los primeros cortes y añadir alguna nueva para cerrar este segundo trabajo. En primer lugar, «Aria» destaca por méritos propios: se trata de un tema cantado en italiano, con unas melodías muy bien trabajadas, y no solo en el aspecto vocal. «I’ll Be the One», la balada del disco, es un remanso de paz cuya instrumentación recuerda ligeramente a Whitesnake; y, por último, «Fly Angel Fly», vuelve a meter caña para cerrar el álbum en un punto álgido que mira también hacia décadas atrás.

Dicho esto, a pesar de los altibajos, el trabajo en su conjunto es bueno, y que sea prácticamente un producto discográfico no resiente mucho el resultado final. Sin embargo, sí se echa en falta algo más de personalidad que le permitiera destacarse sobre el conjunto de grandes álbumes que están saliendo en las últimas semanas.

Sara J. Trigueros
Temas

Once Again One Sin
Strong Pressure
Let It Be
Another Change
Wake Up Call
Remember Me
Anybody Out There
Aria
I’ll Be the One
Fly Angel Fly