Treinta años dan para mucho; muchas alegría y tristezas, muchos aciertos y errores, muchos caminos a seguir y, desde luego, para mucho más que 30 pasos, que es el título elegido por la banda zaragozana Tako para dar nombre a su último trabajo a modo de homenaje a esa longeva carrera dentro del mundo del rock melódico. 30 Takos, 30 pasos.
Luis de Juan
Treinta años haciendo rock and roll con Mariano Gil a los mandos es suficiente carta de presentación como para apreciar la importancia de Tako dentro del panorama rockero español. Una de esas buenas bandas infravaloradas por las masas si las comparamos con otras bandas del género a las que superan en calidad en muchos casos. Tras treinta años de carrera poco prólogo puede hacer el que suscribe que no se conozca ya.Lejos quedaba ya su anterior trabajo, “Las campanas de la vergüenza”, tras una gira de lujo junto a Los Suaves y La Fuga. Cuatro años han pasado desde entonces hasta la materialización de su último trabajo, 30 Pasos, (el número quince de su carrera, que no es paja) pero que, como grandes detallistas que son, han hecho coincidir con el trigésimo aniversario del nacimiento de la banda.
El roster de Tako está compuesto por, amén de Mariano Gil a la guitarra y voces, Nacho Jiménez al teclado y los coros, Fernando Mainer a las cuatro cuerdas y los coros, Iñigo Zubizarreta a la guitarra y Teto Viejo a la batería. Dentro del estilo propio que Tako ha conseguido aplicar a todas sus composiciones, y optando desde hace tiempo por un rock más clásico y melódico, deberíamos mencionar ese toque ecléctico que los maños le han dado a su último trabajo que trasmite diferentes sensaciones y sentimientos en función de la canción que estés escuchando. Mucha calidad tanto a nivel instrumental como literario y vocal transportándote por distintas épocas y lugares dentro del amplísimo mundo del rock.
El disco arranca como un tiro con “El barro terco” siendo la canción que podríamos definir como más actual, con ese estilo punk-rock tan propio de nuestro país. Un tema ágil, rápido y con cierto matiz agresivo que sirve de escándalo para iniciar las hostilidades. En “El cabo del querer” se nos muestran los Tako más actuales, rock melódico con una vertiente mucho más clásica con ciertos toques sureños muy chulos y, evidentemente, unas letras trabajadísimas. Empieza lo bueno.
Con “El ángel rebelde” damos un poco de velocidad al asunto con el bajo marcando el ritmo de la canción y una progresiva incorporación de todos los instrumentos. Tiene un rollo americano que tira para atrás. Es menester mencionar el fenomenal trabajo a nivel de producción y en la mezcla del trabajo. Suena de lujo.“Las lágrimas de la fortuna” es una baladita muy bien interpretada en la onda de grupos como Pereza al que el teclado le da el empaque y la elegancia que el tema necesita; cabe mencionar el solo de guitarra hacia mitad del tema, algo corto pero de excelente facturación.
“El empleado del mes” es una canción alegre y actua,l con una letra cachonda pero muy currada y un estribillo bien chulo. Estos chicos saben hacer de todo. En “Las tres estaciones” vuelve la melancolía y la melodía por encima de todo. Nos encontramos con un medio tiempo, con ritmos de guitarra de fondo con un rollo añejo y sureño que le dan a la canción un toque brutal; solo nos falta el bourbon. Impagable la base rítmica a lo largo de todo el trabajo así como el brutal teclado que parece que no está pero cuando lo escuchas detenidamente aprecias como el tío lo está bordando. Tema redondo; a mí personalmente el que más me ha molado del disco.
“Matasueños” arranca en plan La Fuga pisando un poco el acelerador y retomando el lado más agresivo de la banda sin olvidar las partes melódicas, de hecho, el teclado le da un toque sinfónico a las estrofas muy chulo y original. Mezcla de estilos con genial resultado. “El hombre al agua” nos da otra muestra de esa variedad de estilos y detalles de los que deben presumir Tako; se trata de una canción que perfectamente podría haber hecho su paisano Enrique Bunbury, adalid del eclecticismo. Es un tema espectacular, dándole al disco un toque elegante que mola mucho. De nuevo se aprecian las influencias del rock americano más clásico con cierto deje country y reminiscencias de la música tradicional mexicana. Esto sí que es fusión musical y no lo que se oye por ahí. Temazo.
El rock de altísima calidad continua con “Sin nacer y sin morir”, ¡vaya clase que se gastan los tíos! Menuda exhibición de disco, lo dicho, regreso al pasado. Por desgracia, como todo en esta vida, la obra termina y lo hace con “Suesetania” tema homenaje al lugar de nacimiento de la banda, Ejea de los Caballeros. Es de bien nacidos ser agradecidos y que mejor final a un disco homenaje en sí mismo que homenajear al pueblo que te vio nacer. ¡Además de musicazos son buena gente, coño!
Brutal disco homenaje a una excepcional carrera, a una excepcional banda; no sé qué adjetivo poner para finalizar la reseña, quizá lo mejor que puedo decir es, únicamente, que el disco me encanta y que lo recomiendo a todo el que quiera apreciar el buen caviar, lo siguiente ya es cuestión de cada paladar. Muchas gracias Tako por 30 Pasos y por 30 años.
Luis de Juan// @SentenciadeJuan
Temas:
El barro terco
El cabo del querer
El ángel rebelde
Las lágrimas de la fortuna
El empleado del mes
Las tres estaciones
Matasueños
El hombre al agua
Sin nacer y sin morir
Suessetania