La principal ventaja de un directo de Ted Nugent sobre uno de Lady Gaga es que al de Ted Nugent no hace falta que vaya uno con los calzoncillos limpios. Por otra parte, nos parece muy injusta la discriminación a que ha sido sometido el señor Nugent en las últimas dos décadas por parte del público metálico español. Emilio Morote |
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Nota:7/10 |
No deben olvidar muchos metaleros que cuando el asunto del periodismo musical metálico empezó en este país a principios de los años ochenta, un señor como Ted Nugent recibía la atención de una estrella más que se codeaba entonces en esos medios periodísticos metálicos con gente como Judas Priest, Kiss y Iron Maiden. El señor Nugent llegó a ser portada de revistas metálicas en España en más de una vez. No lo olviden: el bueno de Ted Nugent es ─a su manera un tanto marciana y aun fumigadora─ un heavy. Leche.
Por otro lado, como otros muchos de su generación, el señor Nugent vive una sequía creativa que le hace mirar atrás siempre que quiere convencer al paisanaje de que sigue en forma. Y es natural: los cuatro o cinco primeros trabajos del señorito de Detroit son hacedores de un hard rock and roll que le deja a uno con espasmos, mientras que su obra a partir de 1980 carece de interés para su público.
El nuevo directo que ha lanzado para orear un tanto su imagen de indio cabreado (por eso no fuma) es ni más ni menos que un repaso a su repertorio de los años setenta aderezado con alguna concesión a su última época.
Sí, señores. El menda Ted Nugent se tira el rollo con dos o tres pildorillas menores de sus últimos plásticos, pero cuando quiere dejarle al público los sesos cocidos recurre al baúl de los recuerdos y tira de las composiciones que le llevaron hace cuatro décadas al lugar que ocupa hoy: el músico de hard más auténtico y primitivo de por esta parte de la galaxia. “Stranglehod”, “Free for all”, “Dog eat dog”, “Just what the doctor ordered”, “Wango tango” son hitos en la historia del rock de Detroit. Ahí está el repertorio del bueno de Ted.
Y muy bien tratado por la producción en este caso. Si uno cierra los ojos y no mira la carpeta del cedé (o el dibujito en la pantalla), puede incluso imaginarse que está escuchando algo muy similar a aquel doble en directo de grato recuerdo para los que ya no tienen que volver al instituto: “Double live gonzo”, así que ya se pueden hacer una idea los que conozcan este plástico de cómo suena el nuevo directo del señor Nugent. Se ha conseguido aquí que “Stormtroopin” no pierda esa esencia de tema pesado, cabalgador; o que los extensos solos de guitarra de “Stranglehood” suenen exactamente a su diseño original de principios de los años 70; por no hablar de cómo la ejecución de “Wango tango” resulta un más que acertado fin de fiesta que transporta de nuevo al oyente a la máquina de la nostalgia: qué droga tan poderosa, bien lo saben los músicos americanos adscritos a esa carajotada llamada classic rock.
Por último, hemos de aclarar que nos sobran los discursos políticos de cualquier signo cuando queremos escuchar rock. Y uno ya sabe que con Nugent uno no tiene más remedio que aguantar al hombre soltando filípicas contra los que él considera enemigos de América. Pero, señores, olviden el lado ese que nada aporta a la música. Olvídense del señor Nugent en su faceta de histrión casi venido a menos. Como músico y como hombre de directo, el señor Nugent sigue siendo uno de los mejores. Ojala se dé el caso de que, gracias a la pequeña promoción que Nugent goza ahora en España, algún heavy de los de ahora se ocupe de escuchar este redondo y, luego, los mentados primeros plásticos de este feroz pero simpático melenudo.
Temas:
Disc1
1. Free For All
2. Stormtroopin’
3. Wango Tango
4. Just What the Doctor Ordered
5. Wang Dang Sweet Poontang
6. Need You Bad
7. Turn It Up
8. Raw Dogs & War Hogs
9. Dog Eat Dog
Disc 2
10. Hey Baby
11. Fred Bear
12. I Still Believe*
13. Motorcity Madhouse
14. Cat Scratch Fever
15. Stranglehold
16. Great White Buffalo