Así pues nos encaminamos hacia la sala a la hora marcada por la apertura de puertas: las 18:30. Nunca terminaré de acostumbrarme a estos horarios para un concierto, prácticamente a la hora de la siesta como quien dice. Pero bueno, imagino que es el precio a pagar por tener este magnífico gobierno y esta normativa de espectáculos que obliga a terminar a cierta hora, y que esto se junta también con el hecho de no tener prácticamente salas únicamente para conciertos, teniendo que ajustar la hora de los shows para luego abrir como discoteca. Una vez dentro de la sala, y pasado el trámite de recoger la pulsera de acreditación para fotógrafos, nos encaminamos hacia el frontal del escenario, con varios compañeros de otros medios. Todos nos quedamos un poco sorprendidos al ver que no había foso para los reporteros gráficos. O eso nos parecía. Tras consultar a un miembro de la organización nos aseguró que si que había foso, “o por lo menos eso le habían dicho”. Se acercó hasta el escenario, miró y nos dijo: “pues no, parece que no”. Pero resultó que si que había foso, era aquel espacio en el que cabía una persona prácticamente de lado y poco más. Algo que por cierto se habría solucionado fácilmente echando las vayas de seguridad un poco más hacia atrás, como siempre ha ocurrido en esta sala, pero parece que a nadie se le ocurrió. Comento esto ya que mi experiencia en este lugar y con esta promotora siempre han sido magníficas, con lo que me resultó extraño este fallo en la producción, así como algún otro que más adelante comentaré.
Tras una corta espera amenizada por el “Cowboys From Hell” de Pantera, salía a escena Achokarlos Band, el grupo liderado por el genial guitarrista murciano que venía a presentarnos su “Kill The Light”. Sin más preámbulos comenzó a sonar el principio, algo futurístico, de la instrumental “The Idea Developement”, ideal para abrir con ese aire en ciertos aspectos a Vai o Satriani, salvando las distancias. Un comienzo tranquilo que pronto dio paso a ese Death Metal Progresivo con toques Djent que la inquieta mente de Achokarlos fabrica tan bien. El guitarrista se quitó el gorro con el que había salido, desplegó su melena al viento y dio paso a “I Did It”.
Afortunadamente las luces comenzaron a hacer su papel, ya que durante el primer tema estuvieron fijas, restándole algo de autenticidad al show, más bien parecía que estuviesen probando sonido. Un problema, este de las luces, que se arrastró toda la noche. Desconozco si había alguien manejándolas o simplemente estaban automatizadas, pero la realidad es que fueron un verdadero horror para el espectador. Volviendo a lo musical “I Did It” nos demostró la envidiable técnica de los componentes de Achokarlos Band, pero sobre todo del propio Achokarlos, guitarra de 8 cuerdas en ristre, que desplegó toda su magia. Lamentablemente el sonido no era del todo bueno, mientras que la guitarra de Achokarlos sonaba potente y bien engrasada, el contraste con el otro guitarrista, que tenía un sonido demasiado “chicharrero”, era más que evidente.
Una vez terminado el show me comentaron que habían tenido muchos problemas en la prueba de sonido, quizá se debiese a eso. Durante buena parte del tema la voz corrió a cargo del fundador de la banda hasta que, tras una genial parte “rompecuellos” después del solo, salió Marta Carrion, quién colabora en el disco y el directo, y le puso un toque diferente y melódico. A estas alturas ya nos habíamos acostumbrado a ver a Achokarlos con pantalones chinos y camisa, una estética que no cuadraba demasiado con lo que estábamos oyendo. Intencionado o no, a mi me gustó el detalle de romper lo establecido, como también hacen con su música, y más viendo luego que estaba entre el público con pantalones de camuflaje y camiseta negra. Los clichés están para romperlos.
“Kill The Light” fue la siguiente en caer. Durante ese comienzo tan pesado todos saltaban y movían la melena a ritmo. Los constantes cambios de ritmo y solos hicieron disfrutar al escaso pero entusiasta público que había en la sala. Achokarlos terminó el tema al borde del escenario, guitarra en alto, agradeciendo a la gente su presencia.
“From The Distance, Closer” fue su única mirada a su anterior disco: “Mind Landscapes”. Un corte en el que estuvieron muy activos, donde las luces volvieron a no hacerles justicia, y también en el que cometieron más imprecisiones. Aún así el sonido había mejorado notablemente y se notó en la respuesta del público cuando terminaron todos agachados.
Y llegó el momento de terminar. Achokarlos se dirigió al público preguntándonos si nos íbamos de fiesta mientras se ponía unas gafas de sol y empezaba a sonar la electrónica de “Onion Belt”. Un auténtico temazo de Metal Industrial, que sonó como ninguno había sonado hasta entonces, y que hizo las delicias del respetable. Gracioso momento cuando Achokarlos imitó a un robot al ritmo de la electrónica. Con esto se ponía fin a un concierto más que correcto. Me quedé con ganas de verles más tiempo y en mejores condiciones.
Tras un cambio rápido de escenario, donde la sala no puso música, cometiendo así otro extraño error de principiante, salían a escena los madrileños Distance. Un claro ejemplo de grupo luchador, que tras varios Ep’s y demos a sus espaldas por fin van a ver recompensado su trabajo con el lanzamiento, en noviembre, de su primer álbum, que llevará por título “I”. Comenzaron avasallando, sin ningún tipo de complejo, con “Process Of Self Destruction”. La electrónica, metida con muchísimo gusto durante todo el concierto por Ernes, daba comienzo a un corte potente, melódico en el estribillo y en donde la base rítmica hizo un gran trabajo. Cabe destacar que Lucho, el batería, estaba tocando con un esguince de tobillo. Todo un ejemplo de pundonor y actitud.
Mientras los aplausos de un público cada vez más numeroso resonaban en la sala ellos presentaban el siguiente tema: “Chemical Trails”. Inicio veloz y potente, con más melodía que su predecesor, aunque con alguna carencia vocal cuando llegaban las partes limpias. Me dio la sensación de que en estas partes Morgan, el vocalista, no estaba del todo cómodo. Quizá porque no se oía del todo bien, o por lo menos eso fue lo que pareció. Aún así, gran tema. Contundente, con calidad, graves, melodía… Muy bien y muy aplaudido.
“Esta la conoceréis” era la manera de presentar el siguiente corte de la noche. Mientras Ernes volvía a desplegar su arte con los sintetizadores todos nos retrotrajimos a los 80. La gente que desconocía la trayectoria del grupo se miraba preguntándose si estaban oyendo bien. Y si, estaban oyendo el comienzo de una magnífica versión del “Frozen” de Madonna. Puede que los más puristas no aprueben este tipo de covers, pero la verdad es que, salvo, otra vez, algún problema vocal les quedó realmente bien. En la música no deberían existir límites, así que quien se echase las manos a la cabeza por estar oyendo un tema de Madonna debería comenzar por ir abriendo su mente y sus oídos.
“Seeker Of Truth” nos llevó por caminos más tranquilos y pesados, con una interpretación musicalmente impecable. Aunque en un principio se mostraron algo estáticos, según avanzaron se fueron desmelenando hasta el punto que Morgan, en el momento álgido, quitó el pie de micro, tirándolo hacia atrás encima de los teclados, no una, si no dos veces para risa de Ernes. Tras pedir un aplauso para la promotora nos anunciaban que llegaba el final con un tema que formará parte de su futuro primer álbum: “Outreach”. Con un buen riff cortado y contundente que daba paso a otra parte más animada y un gran break de batería antes de entrar la parte más cañera y la voz gutural, es un tema que dará que hablar. Con muchos cambios y muy dinámico gustó mucho. Esperemos que el primer álbum siga esta estela ya que es su hora, ya les toca. Habrá que seguirles de cerca.
Nuevo cambio de escenario y con una sala que ya presentaba un aspecto más acogedor, pasando de la mitad del aforo, salía a escena Vortice, directamente desde Barcelona. Que están en un momento envidiable de forma nadie lo dudaba, y que han facturado un disco, “Host”, de auténtica altura tampoco. A mi, particularmente, me quedaba verles en directo para apreciar si toda esa contundencia y rabia estaban bien desplegadas sobre un escenario. Y la experiencia fue realmente positiva. Tras una intro futurista daban comienzo al concierto con “Host” corte que cierra el álbum del mismo título. Mientras las luces seguían sin hacer ningún favor a los grupos, ellos se centraban en el comienzo cortado, pesado y contundente que desembocaba en una parte más animada e intensa. Destacaron el buen hacer Llubet a la batería, que demostró que no hace falta llevar un set de 52 piezas para sonar avasallador y hacer verdaderas virguerías, y los cambios de voz de Alex M., un auténtico animal sobre el escenario, como volvió a demostrar con “Unmoving In Motion”, moviéndose, arrodillándose, arrastrándose por el escenario y cantando, claro, con esa rabia y esos cambios de registro que le caracterizan y que en algún momento le jugaron alguna mala pasada, quedando su voz demasiado enmascarada entre el contundente entramado del resto de la banda.
Y es que la contundencia y, sobre todo, la cohesión que demostraron como banda fue realmente admirable. Todos a una sin dudar, sonando auténticamente brutales, como siguieron demostrando, esta vez con “Meet The Locals”, que tras unos segundo de tranquilidad electrónica nos machacó con su caos sonoro. La gente cabeceaba al ritmo marcado por Alex M. y cuando terminó estallo en una sonora ovación. Ya más que animado, el público disfrutaba y así lo demostraron saltando y moviendose con el comienzo de “Before The Blast”, con mucho groove. Un tema técnico y contundente, con una parte central más tranquila, que a mi, personalmente, me cortó un poco el rollo, aunque me duró poco, ya que seguidamente dieron paso a “(In) Puts”, uno de los mejores cortes de “Host”, que destaca por su dinamismo, por su gusto y por su contundencia, todo ello dependiendo en que parte de la canción nos encontremos.
“The Spaceship Destroyer Of Mankind”, corte electrónico con solo de batería, sirvió de respiro para todos menos para éste. El resto de integrantes de la banda se retiraron para posteriormente ir reapareciendo poco a poco y dar comienzo a “What Everyone Says”, para mi el mejor corte de su reciente lanzamiento. Los primeros compases te dejan absolutamente roto, y el resto del tema es agresividad, en una colección impagable de cambios de ritmo y riffs, y es intensidad final. Grandísimo trabajo a nivel instrumental. Tras terminar se retiraron con el público totalmente entregado.
Volvieron para ofrecernos una nueva demostración del alto nivel al que se encuentran: “Trascending The Right Things”, con la que terminaron definitivamente dejando el pabellón muy alto. Sin duda Vortice están en un momento envidiable, como demostraron, y tiene mucho que decir en el panorama extremo nacional e internacional. Como me pasó toda la noche, me quedé con ganas de verles más tiempo, porque aunque tocaron su “Host” casi íntegramente, me hubiese gustado ver temas de “Human Engine” o “Zombie”.
Y todavía quedaba el plato fuerte de la noche: Textures y su inclasificable estilo iban a hacer las delicias de una sala ya casi llena, con alguna que otra sorpresa muy agradable. Cercanas las 10 de la noche los neerlandeses salían a escena ante una audiencia entregada desde el primer segundo. Había muchas ganas de verles y se notaba en el ambiente. “Surreal State Of Enlightenment”, corte que cierra el álbum “Drawing Circles”, les servía casi a modo de intro para enseguida ponerse con el repaso al disco homenajeado, “Polars”, de arriba a abajo, y del que solo se quedaron en el tintero “Effluent” y “Heave”.
Así pues, “Swandive – Poise” dio el pistoletazo real de salida, dejando claro desde un primer momento que venían a por todas. La diferencia en el sonido fue notable con el resto de bandas, y es que no siempre watios es sinónimo de buen sonido. Textures, con buen criterio, bajaron un poco la ganancia para sonar mucho mas nítidos y sin perder un ápice de intensidad. Destilando clase y calidad por los cuatro costados se metieron al público en el bolsillo desde el primer momento, desatándose circle pits y botes por doquier, acorde a la actividad de la banda, que no paraba quieta sobre el escenario.
“Ostensible Impregnable – Deter” nos introducía en ese complejo entramado de ritmos y cambios de tempo e intensidad que ya apuntaba la banda en su primer disco, algo más salvaje y alocado de lo que vienen facturando ahora. Gran solo, limpio y enérgico, tras el cual Daniël pidió palmas y el público se dejo las manos, entregado. Gran final de tema, con ese acelerón que nos dejaba bien preparados para el comienzo “a piñón” de “Young Man”, el cual desató más circle pits en una audiencia encantada. Pocos fueron conscientes del gazapo de Uri, quién metió el colchón de teclado una octava más grave y que rápidamente fue subsanado. Hasta los más grandes tienen fallos.
“Transgression” sonó perfecta, con el grupo y la sala cabeceando juntos acompañando los complejísimos ritmos que componen este tema. Complejos para el común de los mortales, porque para ellos parecía que estuviesen tocando lo más sencillo del mundo. El tranquilo interludio nos dio un falso respiro, ya que la vuelta al tema es de lo más brutal y veloz de su carrera, y así lo demostraron, poniendo la sala patas arriba. Una pena las luces una vez más.
La breve, pero intensa, “The Barrier” hizo temblar los cimientos de la ShokoLIVE! y nos dejó sin aliento y expectantes ante lo que entendíamos que sería la continuación natural. No nos equivocábamos, ya que la siguiente no podía ser otra que “Polars”. Sus más de 18 minutos hicieron las delicias del respetable. Más de uno se quedó ojiplático ante tal demostración de técnica e intensidad, recordándonos que por algo son una de esas bandas prácticamente de culto que deberían tener mucha más repercusión de la que realmente tienen. Ante tal demostración de Death Metal Técnico y Progresivo, la etiqueta que según ellos mejor se les ajusta, solo quedaba aplaudir, terminando así la parte del show dedicada a “Polars”, de una intensidad como pocas veces he visto.
“Singularity” daba comienzo al repaso al resto de su discografía, que siendo justos, y poseyendo una calidad indudable, tras el despliegue de “Polars” supo a poco. “Regenesis”, sin embargo, fue otra historia, recuperando el calor de la sala y ese ambiente más caótico. Sin respiro llegó la sorpresa de la noche: nos anunciaron que para 2015 habría nuevo disco de Textures y que nos iban a presentar un nuevo tema en primicia. “Breaking Poo”, o así entendí que se llamaba”, sonó muy de la vieja escuela y realmente promete mucho. Habrá que esperar a tenerlo bien grabado y mezclado para valorarlo en su justa medida, pero desde luego que puso los dientes largos a más de uno.
“Reaching Home” nos dio el primer y único respiro de la noche. Se agradeció la tranquilidad y calidez de este corte de “Dualism”, ya que hasta el momento fue un constante no parar. Poco duró el respiro, algo más de 5 minutos, que fue lo que tardaron en interpretar “Reaching Home” y dar paso a “Storm Warning”, que les quedó altamente intensa y potente. De un modo diferente a los temas de “Polars” pero igualmente disfrutable.
Y llegaba el final, con dos temas que se han convertido por derecho propio en auténticos himnos de la banda y que el público esperaba con ansiedad. “Awake” y “Laments Of An Icarus” pusieron punto y final a un concierto de altísimo nivel en el que Textures demostraron que son una de las bandas más preparadas del panorama y que deberían tener un reconocimiento mayor. Gran noche.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López