A la formación oficial con Neal Morse (teclados y voz), Roine Stolt (guitarras y voz), Pete Trewavas (bajo y voz) y Mike Portnoy (batería y voz) se le ha incorporado para la gira un “Quinto elemento” Daniel Gildenlöw ( líder, cantante y guitarrista de los suecos Pain of Salvation) que apoya a modo de multi-instrumentista (guitarras, percusiones, teclados y voz) complementando a todos ellos de manera muy efectiva.
Con un concierto destinado inicialmente para la Sala Macumba, recibimos la mala noticia (para algunos muchos) de la redirección de tan magno evento a la Sala La Riviera. Y es que no se trata de crear ningún tipo de controversia, La Riviera es una discoteca y como tal entiendo que puede funcionar, pero no reúne las condiciones necesarias como sala de conciertos y menos para bandas de cierto calado. Temas como la limitación del escenario, altura de la sala , accesos, mal sonido en muchas ocasiones (aunque en este caso fue bastante bueno) y sobre todo su gran asignatura pendiente: la mala visibilidad donde si no se es muy alto no se disfruta en plenitud. Lo cierto es que el problema de fondo es la escasa existencia en Madrid de salas preparadas para directos de calidad, que se contrapone con la gran oferta anual que ofrece la ciudad (y que podría ser todavía mejor).
Dicho esto y volviendo a lo importante, lo que nos ofrecieron estos tipos fue algo de lo que los simpatizantes de este grupo que no pudieron asistir se podrán arrepentir hasta la saciedad. Presenciamos una lección magistral de cinco músicos de primerísima categoría que nos demostraron varias cosas. En primer lugar su calidad como compositores palpable en cada uno de sus extensos temas. Segundo su calidad como músicos, cada uno en su línea y siendo fiel a su estilo. Tercero la complicidad entre ellos; no es un grupo hecho para ganar dinero, sino para disfrutar de sus creaciones y eso se les nota. Cuarto para hacer disfrutar a los demás, en todo momento muy espontáneos y muy comunicativos con el público; en este aspecto tienen dos grandes puntales Neal Morse y Mike Portnoy, aunque a Pete Trewavas se le vió muy activo al igual que a Daniel Gildenlöw participando en todo momento, pero sabiendo que el protagonismo es del resto. Roine Stolt estuvo en su línea, más discreto pero acaparando la atención de forma contundente cuando le tocaba, sobre todo en los grandes solos que nos regaló durante la velada.
Mención especial hay que hacer del set list. Pocos grupos en estos días son tan generosos como para presentar a la audiencia un concierto de tres horas. El repertorio se estructuró en tres grandes partes: Un primer Acto donde tocaron íntegramente su último trabajo “The Whirlwind”, otra segundo y el bis obligado como tercer acto. En estos dos últimos actos nos brindaron temas de sus dos primeros trabajos, tocando su segundo trabajo “Bridge Across forever” casi en su totalidad.
Entrando en detalles, las puertas se abrieron pasadas las siete de la tarde y el concierto comenzó con casi media hora de retraso, ya que estaba programado para las 20:00 arrancando sobre las 20:30.El aforo sobrepasó ligeramente la mitad de la capacidad y se veía bastante gente que venían a saborear de lo que disfrutaron en muchos conciertos de rock sinfónico de los 70.
El concierto arranca con la Overtura pregrabada de “The Whirlwind” muy “pinkfloydiana” con el escenario a oscuras y lleno de humo blanco, lo que aprovechan los músicos para ocupar sus posiciones hasta entrar con “Whirlwind”, momento en el que se hizo la luz y el respetable jaleó a la banda de forma incondicional.
La disposición en el escenario fué muy peculiar y poco usual, aunque ya conocida por sus anteriores giras en 2001 y 2002 las cuales no recalaron por España. Conforme se mira al escenario a nuestra derecha se coloca Mike Portnoy con su batería Tama colocada de lado con Mike mirando hacia sus compañeros y a la izquierda Neal Morse sobre tarima con un teclado CME Up frontal y otro retro en el lateral. Los tres músicos restantes se colocan en la parte central en forma de V con Stolt a la izquierda, Trewavas a la derecha y Daniel en el centro pero con una posición más retrasada.
El escenario presentó durante todo el concierto como fondo la portada anaranjada del último trabajo, quizás colgada a una altura algo elevada de tal forma que las personas situadas de mitad de la sala para atrás perdían de vista la parte superior. En algunos momentos durante el concierto, sobre el fondo proyectaron alguna imagen pero de escasa calidad.
La luminotecnia nada espectacular mantuvo durante casi toda la primera parte del concierto el predominio del tono anaranjado referenciando el color de la portada del álbum de presentación.
El vestuario cómodo: Neal de negro completo con camisa blanca , Pete igual pero en tonos marrones, Daniel con camisa y pantalón y Stolt con camisa a su estilo si bien me sorprendió que fuese poco llamativa para lo que suele gastar normalmente en directo. En cuanto a Mike se fue cambiando como veréis más adelante, pero comenzó con una camiseta negra del grupo ( y es que Mike se sabe bien lo del negocio…).
Llegando al final de “Whirlwind” observamos que Mike tiene problemas con un micrófono de su batería sustituyéndolo sobre la marcha.
La tercera parte del tema “The wind blew them all” es acogida por el respetable con mucha euforia y nos encamina hacia una noche mágica. Neal Morse que en el arranque vocal del tema anterior no lució lo suficiente, posiblemente por falta de calentamiento en la voz, empieza a demostrar porqué lleva el mayor peso de las voces en la banda. Mike sigue con sus problemas de sonido con el micrófono y se le ve algo disgustado con su asistente. Al final de la parte proceden a cambiar rapidísimamente el cable del micrófono y se soluciona el asunto.
La cuarta parte “On the Prowl” es una auténtica exhibición, con un Trewavas muy activo, botando incluso, aportando un trabajo en el bajo espectacular . La primera parte instrumental suena muy pinkfloydiana, Mike Portnoy marca el ritmo con mucho estilo y en la parte vocal Neal Morse está inconmensurable; a modo de predicador incontestable nos pilla en fuera de juego a toda la sala. Cuando comienza a cantar se para en seco buscando un grito a lo unísono del respetable que no llega porque pilló a todos de imprevisto; con mucho humor nos prepara y volviendo a repetir la escena llegó la aportación vocal de los asistentes continuando la marcha. La parte de mellotrón que lleva el tema no me agradó en demasía porque no utilizaron el mismo sonido, pero el tema quedó fantástico.
A continuación vino “A man Can feel” turno para el lucimiento de Roine Stolt, donde en la voz y en la guitarra estuvo increible. Posteriormente “Out of the night” y “Rose Colored Classes” fueron para Neal Morse destacado en la voz solista y con esa pose inconfundible que repitió en muchos momentos del concierto, levantando su bazo izquierdo mostrando su mano. Se sucedieron “Evermore” donde todos ejecutaron con nota altísima. Las baquetas de Mike Portnoy iban escupiendo astillas por doquier y en muchos momentos del concierto se observaban como salían disparadas.
“Set us free” también fue impresionante, llegando a “Lay down your life”, parte en la que tenía interés por escuchar a Neal por el registro de voz que presenta en el disco y que resulta no ser habitual en su estilo. Sinceramente lo bordó; en él demostró su versatilidad siendo uno de sus mejores interpretaciones de la noche.
Tras “Pieces of heaven” llegamos a “Is it really happening?” con el escenario a oscuras, iluminada con una proyección al fondo, salta la introducción del ibook de Neal que se funde con los instrumentos, para ir progresando paulatinamente y llevarnos a la parte instrumental del final (para mí de lo mejor del último disco), donde lo bordaron.