Los discos de tributo son una bomba de relojería. Un cara o cruz en el que las cosas pueden salir a pedir de boca y componer un disco digno, variado e interesante o, por el contrario, convertirse en auténticos esperpentos. En la primera categoría rescataría como principal ejemplo aquél, lejano ya, "Nativity in Black" que rendía pleitesía a los enormes Black Sabbath. En la segunda categoría hay tantos ejemplos que me resulta imposible nombrarlos todos, pero no puedo más que recordar con cariño aquél entrañable proyecto infecto y putrefacto llamado "Appetite for Reconstruction" (localízalo y escúchalo pero ten a mano un cubo).
Es ahora cuando aparece un nuevo tributo a uno de los guitarristas de rock más grandes de la historia: el malogrado Randy Rhoads. No es la primera vez que se graba un disco de estas características para honrar al rubio guitarrista que removió los cimientos del heavy metal con la banda de Ozzy Osbourne. De hecho, este disco coincide en el tiempo con otro tributo a la doble R, pero cuando se tocan figuras casi sagradas en estos discos, el miedo de los fans es justificado: ¿qué pueden aportar un grupo de músicos reinterpretando esos temas, por muy buenas que sean sus intenciones?
Bruce Kulick (ex-KISS, ex-Union) ha sido el encargado de reunir a los músicos que participan en el proyecto y además se ha encargado de producirlo en su propio estudio. El desfile de nombres para el disco es de los que quitan el hipo: Serj Tankian, Tom Morello, Rudy Sarzo, George Lynch, Doug Aldrich, Vinny Appice, Dweezil Zappa, Brad Gillis, Gus G., Tim "Ripper" Owens… incluso el bueno de Kelle Rhoads, hermano de Randy, se ha apuntado a la fiesta. Sin embargo, y como siempre suele suceder con los discos tributo, el resultado es más bien descorazonador, una vez superada la curiosidad por ver qué han hecho tan ilustres nombres de la escena con cada uno de los temas que han elegido.
Abren el fuego Tankian y Morello con su particular revisión del clásico de clásicos "Crazy Train". Y el tema no aguanta ni medio asalto. A pesar de los esfuerzos de dos veteranos como Sarzo y Appice de intentar salvar el tema, Tankian no acaba de casar nunca con la canción, mientras que Morello y sus virguerías guitarreras tan brillantes en otros terrenos, no encajan para nada y acaban por echarte fuera del tema. Empezamos bien. El batería de Quiet Riot, Frankie Banali, el guitarrista Jon Donais (Anthrax) y Ripper Owens se unen a Sarzo para otro coloso, "Over the Mountain", pero, de nuevo, se queda todo a medias. Desde la intro de batería descafeinada, a las voces forzadísimas de Ripper, pasando por un solo desmesurado donde Donais intenta emular a Randy pasándose de vueltas, el conjunto no pasa de correcto.
En "Mr. Crowley" pasa aquello de empezar la intro en un tono y seguir el tema en otro, un detalle un tanto chabacano para que Chuck Billy (Testament) pueda con el tema. De la guitarra descafeinada se encarga Alexi Laiho (Children of Bodom), con solos técnicamente buenos pero carentes de todo el sentimiento que Randy le imprimía a cada nota. Los coros de tabernero borracho de la parte final de Billy no hacen más que empañar más la revisión de un himno de este calibre. Para "Suicide Solution" entra en escena Gillis y su toque clásico se nota a la primera. Las baterías de Brett Chassen caminan como un reloj, y Sarzo, que se la sabe bien, late al unísono para que Gillis riffee a gusto. El único pero del tema, la voz de Ripper que se sale un poco de madre, pero hasta ahora, se trata de la mejor revisión en lo que llevamos de disco, sin duda.
Lynch abre la veda con "I Don’t Know" con un sonido clásico, fills propios pero recreando el sonido Randy y el dueto Sarzo-Chassen funcionando bien de nuevo. Incluso Ripper suena mejor aquí, en un tema donde Ozzy cantaba altísimo, encajando bastante bien en el conjunto. Bastante bien. Para "Flying High Again", el trío Owens-Sarzo-Chassen hace su tercera aparición consecutiva y ya se adivina como la combinación ganadora para que los temas luzcan un poco más (solo un poco). En este caso, para que Bernie Tormé (Gillan y el primer guitarrista que tuvo la papeleta de sustituir a Randy después de su muerte) aplique su tela guitarrera con gusto (aunque técnicamente se queda un poquitín corto) y buen hacer.
Gus G. el guitarrista oficial ahora mismo de Ozzy, se atreve sin problemas con la maravillosa "Goodbye to Romance" acompañado del trío ya contrastado de Owens-Sarzo-Chassen. Diría que, aparte del solo donde Gus G. siente la necesidad de lucirse más que de pagar tributo, es de lo más aprovechable del disco. Siguen un par de versiones de Quiet Riot de la época en la que Randy estaba en la banda, con el pobre Kelle Rhoads intentando cantar, por decir algo, en "Back to the Coast" y el propio Kulick a las guitarras mientras que en "Killer Girls", Joel Hoekstra (Night Ranger, Whitesnake) hace un buen trabajo junto al trio funcionario del disco.
Había curiosidad por oír lo que ha hecho Doug Aldrich, un guitarrista que me parece claramente influenciado por la doble R, con "Believer", pero el resultado no es demasiado impresionante. Appice a la batería altera el tema demasiado, mientras que Aldrich siente la necesidad de lucirse demasiado en el solo. Una pena. Finalmente, "S.A.T.O." cierra este tributo con Dweezil Zappa haciéndose cargo del que es uno de los más aceptables trabajos de guitarra del disco, respetando bastante el espíritu que tenía Randy en las rítmicas y las solistas, aunque Ripper no está nada inspirado en este tema. Probablemente mi favorita en el álbum.
Y bien, volviendo al principio, no hay duda de que este "Immortal Randy Rhoads" probablemente encaje en la segunda categoría de discos tributo, es decir: Esperpento. Hay algunos destellos de luz aportados por Zappa, Gillis o Lynch, pero en general se trata de un disco fallido. La mayoría de músicos (no solo guitarristas) siente la necesidad de lucirse sobre un material excelente y eso acaba desvirtuando la materia prima: las canciones. Reconozco que no es nada fácil pagar tributo a un artista sin que resulte una copia exacta, pero a veces las ganas de hacer algo distinto o de aportar un sello personal, acaban matando el espíritu del original, cosa que tampoco es buena. Quizá la mejor opción sería no hacer nada y regresar a los eternos trabajos que nos regaló Randy Rhoads en vida, pues son inigualables. Ahora, si me perdonáis, me voy a desintoxicar escuchando "Tribute" tres veces seguidas.
Edko Fuzz
Crazy Train (feat. Serj Tankian, Tom Morello, Rudy Sarzo, Vinny Appice)
Over the Mountain (feat. Ripper Owens, Jon Donais, Rudy Sarzo, Frankie Banali)
Mr. Crowley (feat. Kelle Rhoads, Chuck Billy, Alexi Laiho, Rudy Sarzo, Vinny Appice)
Suicide Solution (feat. Ripper Owens, Brad Gillis, Rudy Sarzo, Brett Chassen)
I Don’t Know (feat. Ripper Owens, George Lynch, Rudy Sarzo, Brett Chassen)
Flying High Again (feat. Ripper Owens, Bernie Torme, Rudy Sarzo, Brett Chassen)
Goodbye to Romance (feat. Ripper Owens, Gus G, Rudy Sarzo, Brett Chassen)
Back To The Coast (feat. Kelle Rhoads, Bruce Kulick, Rudy Sarzo, Frankie Banali)
Killer Girls (feat. Ripper Owens, Joel Hoekstra, Rudy Sarzo, Brett Chassen)
Believer (feat. Ripper Owens, Doug Aldrich, Rudy Sarzo, Vinny Appice)
S.A.T.O. (feat. Ripper Owens, Bob Kulick, Dweezil Zappa, Rudy Sarzo, Vinny Appice)