Seis mil personas han disfrutado durante este pasado sábado de la séptima edición de La Rioja Drumming Festival, erigido en el mayor festival del mundo dedicado a la batería y a la percusión. Más de 900 personas en las master class celebradas por la mañana en el Museo Würth de Arte Contemporáneo y 5.000 llenando por completo en la noche el Palacio de los Deportes de La Rioja disfrutaron de las exhibiciones de diez de los mejores baterías y percusionistas del mundo en una edición que ha batido récords de asistencia.
Este VII La Rioja Drumming Festival reunió un completo elenco de artistas, desde la leyenda del hard rock Tommy Aldridge (Ozzy Osbourne, Kiss, Whitesnake…) a los que están marcando el momento de la música actual en los diversos estilos como Brendan Buckley (Shakira), Ray Luzier (KoRn), Chris Coleman (Prince, NKOTB), Chris Adler (Lamb of God) o Aquiles Priester (Hangar) pasando por maestros como el jazzero Wolfgang Haffner y la brasileña Vera Figueiredo o los que representan el futuro como el percusionista cubano Yoel Páez y el baterista checo Milos Meier. Todos ellos fueron presentados y conducidos por el embajador mundial de la batería Dom Famularo y por la televisiva presentadora Pilar Rubio, para culminar la fiesta con la actuación del grupo referente del metal español Sôber.
Agotadas las 900 plazas desde hace varias semanas, el Museo Würth acogió las clases maestras de los participantes en esta edición –excepto Meier, que se unió a la noche-. El brasileño Aquiles Priester inició la jornada dando una lección de velocidad y fuerza sumando detalles percusivos de su país natal. También desde Brasil, Vera Figueiredo mostró la suma de la dulzura y la elegancia a mil ritmos.
Por su parte, Brendan Buckley instó al público a buscar la creación de nuevos grooves para ser diferentes dentro de cada estilo. En el mismo camino, Chris Adler también animó a que cada uno marque su estilo para ser único dentro del metal.
En respuesta a la gran pregunta de cada edición, Wofgang Haffner describió que “move is Groove”, poniendo a bailar a todo el auditorio, y también llamó a los bateristas a buscar su propia identidad al instrumento.
En la recta final, Tommy Aldridge puso en pie a todo el Museo tras su exhibición de contundencia, Chris Coleman imprimió las claves de los ritmos góspel y funk y Yoel Páez de la independencia sobre un kit de percusión o uno de batería. En el cierre, Ray Luzier resaltó la necesidad de que todo batería controló el tempo dentro de cada estilo.
En la tarde, el público abarrotó la feria de instrumentos que acogió el vestíbulo del Palacio de los Deportes. En un ambiente festivo, los aficionados pudieron probar platos y percusiones MEINL, baterías Yamaha, Pearl y Santa Fe, el prestigioso libro ‘Sticks&skins’…
Y en la noche, 5.000 personas llegadas de toda España, Portugal, Francia, Reino Unido y Bélgica llenaron el Palacio de los Deportes, en una estampa espectacular ante un escenario vestido con diez baterías.
Cada uno en su estilo, desde el jazz al metal más contundente pasando por el funky o los ritmos brasileños y latinos, los diez bateristas ofrecieron magistrales solos por quince minutos, arrancando las ovaciones del público. Como colofón, y dirigidos por el maestro de ceremonias Dom Famularo, los diez bateristas compartieron una espectacular jam session que revolucionó a todo el público, con un final para el recuerdo.
Tras las exhibiciones de los baterías y percusionistas, el broche final del VII La Rioja Drumming Festival lo puso el concierto de Sôber, presentando los temas de su último disco ‘Superbia’ y todos sus clásicos ante su hinchada.