Dos años después de la publicación de Moving Backwards, los fineses Wheel sacan un Resident Human con el que vuelven a ponerse en el punto de mira del metal progresivo. Si con el debut las comparaciones fueron inevitables, con este segundo disco se consolidan como un proyecto que, sin dejar atrás sus influencias (Soen, Lunatic Soul o, cómo no, Tool), ha ido cogiendo cuerpo y tomando una entidad propia.

Sara J. Trigueros

Lo más llamativo que encontramos tras un acercamiento inicial a la obra es su estructura. Resident Human está formado por 7 composiciones: 3 pistas largas y 4 más breves, intercaladas casi a la perfección. No se puede hablar de 3 pistas centrales y 4 interludios porque todas tienen el mismo peso y, aunque en lo personal creo que en los temas más extensos desarrollan mejor las ideas, los breves funcionan a la perfección.

Prueba de ello es que los dos primeros singles fueron «Movement» e «Hyperion», de 4 y 12 minutos, respectivamente.

Dejando a un lado el obvio cuidado que se ha puesto en la forma, de lo que no cabe duda es de que Resident Human supone un paso más en el sonido de Wheel, en más de un sentido. El primero, el más evidente, es de carácter. Estamos aquí ante un sonido más crudo y primitivo que el que veíamos en Moving Backwards.

El otro sentido es, más que hacia delante, hacia dentro: sin pretender que esta reseña se convierta en crítica literaria, sí cabe destacar que hay cierta evolución lírica que pasa de las letras más socio-políticas del primer álbum a unas más introspectivas, donde la cuestión sobre qué supone ser humano, con sus luces y sombras, se convierte en clara protagonista, y donde son también claramente visibles las influencias de la ciencia ficción de carácter más épico.

Wheel – Hyperion

Los tres cortes que más se dilatan superan todos los 10 minutos de duración. «Dissipating», con el que comienza el álbum, es más que prometedor y tiene, como suele ser habitual, los elementos clave.

Con un bajo con muchísimo rollito (espectacular Aki ‘Conan’ Virta), sucesivos cambios de ritmo (sobre todo hacia el final), grandes arcos melódicos y una línea vocal que crea un ambiente algo fantasmagórico, sienta las bases del resto. Hallamos casi en último lugar el que da título al disco, también muy ilusorio y con incursiones en el jazz a cargo del bajo y, sobre todo, la batería (Santeri Saksala).

Y, en la parte central, «Hyperion», uno de los temas más sobresalientes, razón por la cual probablemente ha sido elegido como uno de los singles que mencionaba más arriba. Es un tema con unos desarrollos extraordinarios, una voz muy modulada y donde más abundan los cromatismos y la polirritmia (dos de mis debilidades confesas, he de decir).

En el lado opuesto de la ecuación tropezamos, por lo pronto, con ingredientes similares. «Fugue», que probablemente sea de los mejores temas de esta parte, por ejemplo, posee los mismos elementos cercanos al jazz y, sin llegar a resultar inaccesible, es muy variada en su complejidad rítmica y armónica.

Tanto «Movement» como «Ascend» se mueven en terrenos más cercanos a la crudeza de la que hablaba más arriba. Aquí también se dejan ver ciertas influencias del grunge, algo que acerca ambos temas al primer disco. Esta continuidad, por cierto, probablemente sea un punto a su favor más adelante, cuando queramos mirar el legado que dejen con algo de retrospectiva.

Wheel – Movement

Finalmente, «Old Earth» es un peculiar cierre. Se trata, por lo pronto, del único corte instrumental, cuyas primeras notas entroncan directamente con las últimas del que le antecede, «Resident Human», convirtiéndose en una auténtica coda de poco más de 2 minutos donde el piano cobra una relevancia indiscutible, por otra parte, son un interesante contraste con el carácter que descubríamos al comienzo, 50 minutos antes, donde el predominio de la guitarra (Jussi Turunen) era más marcado.

Ahora bien, a pesar de que todo funciona, y de que la originalidad casi nunca me parece un valor añadido, hay que reconocer apenas hay pasajes que escapen a la comparación. Y esto puede ser el talón de Aquiles no solo de este trabajo, sino de la formación en general.

Habrá que esperar a un nuevo disco para ver si consiguen alzar el vuelo o si se limitarán a engrosar la lista de excelentes bandas que, pese a su indiscutible calidad, se quedan constreñidas por el canon al que irremediablemente se parecen.

Sara J. Trigueros

Temas

1. Dissipating
2. Movement
3. Ascend
4. Hyperion
5. Fugue
6. Resident Human
7. Old Earth