En Madrid la noche del 16 de junio del 2006 solo había una cosa más grande
que Whitesnake, una fuerza más impactante que la del sexteto liderado por David
Coverdale, una fuerza que logró silenciar el potencial de esta banda: su público.
La Riviera se abarrotó enseguida de seguidores de la serpiente, consiguiendo
completar el aforo madrileño en aproximadamente una hora, a la hora que empezaban
los incansables ÑU de José Carlos Molina. La banda juglaresca empezó fuerte
con Manicomio, que fue coreada con entusiasmo por sus más acérrimos fans,
y contemplada por quienes no la conocían con interés. Continuaron con otro gran
clásico de la banda, Animales Sueltos, y siguieron con uno de los temas más
laureados de la banda, No Hay Ningún Loco, que lo cantó todo el público.
Molina jugó con el público y el nuevo hit veraniego, Opá, que dio paso
a La Granja del Loco.
Tras algunos temas que no dejaron mala imagen de Molina y los suyos, llegó
el clímax de la banda con la versión de El Tren, que se transformó en
la mítica "La Cabra, la Cabra, la ………. de la Cabra….", que fue
probablemente lo que la mayor porcentaje del público cantó en toda la noche.
Tras este…… como llamarlo……. "poema", los Ñu tuvieron que abandonar
rapidamente el escenario por exceder su tiempo, y con ellos se fueron las posibilidades
de escuchar algunos de sus clásicos más importantes. Pero por lo menos compensaba
la idea de que quienes les seguían les iban a suplantar bien.
A eso de las 21:45 se apagaban los focos para dar paso a la aparición de los
Whitesnake en escena, con un destello de sonido ensordecedor acompañándoles.
Rápidamente, después del siempre presente "Are You Ready?!", comenzaron
con el tema púrpura de Burn (con un fragmento de Stormbringer inclusive),
en el que Coverdale y sus chicos nos mostraban su gran calidad musical y su
increíble puesta en escena. Desde el primer compás, el público estaba 100% entregado
a merced de la banda. El concierto siguió con el clásico Slide It In,
que sonó muy bien, y continuó con uno de los temas más emotivos de la noche,
Love Ain´t No Stranger, en el que una vez más los músicos disfrutaban
de un público totalmente comprometido. Los acordes iniciales de Fool For
Your Loving fueron seguidos por, más que una estallido de euforia como es
habitual, una serie de exhalaciones de alivio, ya que había muchos rumores que
decían que este tema se iba a quedar fuera del set-list. Bajó el volumen pero
no la intensidad con la llegada del Is This Love, que inmediatamente
dio paso a Ready & Willing, otro de los temas más saboreados de la noche.
La banda abandonaba el escenario para dar paso a un solo de inmensa calidad
a manos de Doug Aldrich, que demostró al público que no tiene nada que envidiarle
a sus predecesores Vai y Vandenberg. Con el final de su emotivo Blues for
Mylene (el nombre del solo), entró Reb Beach para hacer lo suyo, y dejó
atónito al público, que lo conocen como el "guitarrista rítmico" de Whitesnake,
no quedándose lejos de la técnica de Doug. Tras el estallido de euforia
por parte del público al acabar sendos solos, comenzaron el instrumental Snake
Dance, que dio paso a sin duda el momento clímax del concierto, Crying
in the Rain, con el solo intercalado de uno de los mejores baterías del
mundo, Tommy Aldridge, que demostró porque está en las filas de Whitesnake.
Tras acabar el solo y finalizar la canción, el público no podía más y desató
todo su potencial en un "Oé Oeoeoé…." que impedía a Coverdale, impresionado
por la ferocidad de sus seguidores, presentar la banda.
Solo cuando éstos se calmaron (que tardó varios minutos en los que los componentes
estaban entusiasmados con los presentes), David pudo introducir a la formación
para seguir con el primer hit de la banda, Ain’t No Love in the Heart of
the City, que sigue tan potente como el primer día. El público no bajó sus
defensas y estaba preparado para acompañar a la potencia del siguiente tema,
Give Me All Your Love, en el que el compromiso del público estaba al
máximo, y así siguió durante el siguiente tema, el más que esperado Here
I Go Again (curiosidad: este era el minuto 87 del concierto, año en el que
se re-grabó este tema para el álbum homónimo de la banda), el último del set-list
sin contar con los bises.
Volvieron después de minuto y medio con uno de sus primeros éxitos, Take
Me With You, que continuaron con su canción de más peso musical y una de
las más emotivas y coreadas de la noche, Still of the Night. Estaba previsto
que después de esta descarga el concierto acabase, pero, como recompensa por
la actitud de los presentes, el grupo obsequió a Madrid con un bis extra después
de otro
descanso, en el que salió Coverdale, cantó las estrofas introductorias
del Soldier of Fortune, y continuó la banda con el riff de Bad Boys,
que hizo que la Riviera explotara. Esta vez sí, la banda, agotada pero eufórica
por el resultado de la noche, abandonaba el escenario por última vez, poniendo
fin a una noche que nadie allí presente podrá olvidar jamás.
Texto y Fotos: David J Amelang
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