Desde hace unos cuantos años es habitual que músicos de renombre que, principalmente, formaron parte de los años dorados de la escena del rock de los ochenta o llegaron algo tarde a la fiesta, sean el reclamo de proyectos discográficos en los que básicamente prestan su nombre y su técnica en trabajos rutinarios que buscan hacer algo de caja para ellos y el sello.
Alberto H.S
Pero también hay casos en los que dichos músicos comparten intereses comunes y hacen las cosas a la antigua usanza, compartiendo ideas, juntándose y creando la música que les gusta. Se me ocurren tres ejemplos con un nexo común: los ya veteranos Transatlantic, Flying Colors y The Winery Dogs. Ya sabemos todos que ese nexo es Mike Portnoy y que, a priori, el verle en un grupo con Billy Sheehan (el ejemplo de los dorados 80) y Richie Kotzen (el de los que llegaron tarde a esa fiesta) que ya compartieron aventuras musicales en Mr.Big, se hacía bastante extraño. Pero he aquí que ahora nos presentan su tercer disco y la conexión entre ellos se siente totalmente fluida y, al menos para quien esto escribe, han grabado su trabajo más redondo.
Es posible que sus dos primeras entregas nos parecieran a veces una propuesta similar a lo que hace Kotzen en solitario, pero tenían una frescura que hace tiempo que el guitarrista perdió y huelga comentar nada sobre la diferencia en cuanto al trabajo de batería y bajo sumados a una producción de empaque. Bastaron los dos temas que presentaron como adelanto de su nuevo disco simplemente llamado “III”, “Xanadu” (directo y enérgico) y “Mad world” (una delicia el pequeño intercambio final de solos entre Kotzen y Sheehan), para sentir como aúnan de manera perfecta el rock bluesy y toques de fusión cortesía de Kotzen, los elementos hard rockeros de Sheehan y los progresivos de Portnoy.
La cohesión de las canciones que nos presentan le da una solidez al disco que hace no haya momentos en los que el disfrute de su escucha se difumine. Para entendernos, no hay ningún tema de relleno.
The Winery Dogs – Xanadu
“ Breakthrough”, en otra época, podría haber sido un tema que sonara en la radio por su tono más comercial y melódico (en su versión editada del solo, claro, que eso nunca estuvo muy bien visto en las radio fórmulas).
Hay maravillas de perfil progresivo como “Stars”, donde mientras Billy Sheehan tiene tiempo también para brillar, se dedica más a proporcionar un colchón rítmico para que Richie Kotzen se desate con su guitarra y Mike Portnoy pueda ir adornando constantemente los compases para que transcurran sus seis minutos sin que nos enteremos.
No faltan momentos de relax como el delicioso, melódico y delicado blues de “Lorelei” en el que Kotzen saca su gusto por el soul en su faceta como cantante. Y para que Portnoy de salida a su ataque de doble bombo y los tres aprieten el pedal del acelerador tenemos “Gaslight”, en la que Richie nos hace recordar a algunos sus comienzos como héroe de la guitarra de la factoría de Mike Varney.
Para el cierre nos dejan “The Red Wine”, que tras su pequeña apertura de sabor clásico rockero se salta ese patrón para ser conducida a terrenos más funkys, con un estribillo coreable y esos minutos finales que pueden dar lugar a una grandiosa jam en directo.
Cierto que el año no ha hecho más que comenzar, pero va a ser difícil encontrar discos que opten a estar entre los mejores, no ya por delante, sino junto a este.
Alberto H.S
Temas:
01. Xanadu
02. Mad World
03. Breakthrough
04. Rise
05. Stars
06. The Vengeance
07. Pharaoh
08. Gaslight
09. Lorelei
10. The Red Wine