El grupo Yes es conocido por haber publicado en los años setenta, discos que han sido considerados como clásicos del rock progresivo, entre los cuales tenemos a “The Yes Album”, “Fragile” y “Close To The Edge”, por nombrar sólo algunos; pero al paso de los años también nos han presentado buenos trabajos que no entran en la categoría de clásicos, tal como ocurrió con “The Ladder”, que a pesar de ello, siempre lo he considerado como una gran obra y que disfruto totalmente con cada escucha, aunque el tiempo lo ha relegado a un injusto olvido.

Para finales de 1998, los integrantes de Yes se habían reunido con la finalidad de discutir la dirección musical que debería llevar su nuevo proyecto, en donde acordaron seguir un estilo distinto al reflejado en su anterior disco “Open Your Eyes” de 1997, cuyo sonido fue resultado de la colaboración entre Chris Squire y Billy Sherwood con poca participación de los demás; pero debido a la poca recepción obtenida por parte de su audiencia, se acordó tratar de recuperar parte del sonido del Yes “clásico”, tal como lo comentó Jon Anderson en las entrevistas concernientes a la creación de “The Ladder”, manifestando que para poder realizar dicho sonido, éste necesitaba trabajar conjuntamente junto a Steve Howe y Chris Squire.

De igual manera, se acordó integrar al grupo de manera oficial al tecladista Igor Khoroshev, quien había participado como músico de sesión en tres temas de “Open Your Eyes” y en su gira de promoción, por lo que la banda quedaba constituida por Khoroshev en los teclados, Jon Anderson en la voz, Chris Squire al bajo, Steve Howe y Billy Sherwood en las guitarras y Alan White en la batería.

Así mismo, se contrató a Bruce Fairbairn como productor, cuya trayectoria incluía trabajos junto a Bon Jovi, Aerosmith, AC/DC y KISS, entre muchos otros, quien a su vez contrató los servicios de un antiguo colaborador de nombre Randy Raine-Reusch, para interpretar instrumentos asiáticos y africanos en diversos temas. Las grabaciones se efectuaron en Vancouver, Canadá, entre los meses febrero y mayo de 1999. Lamentablemente, Bruce Fairbairn falleció en mayo de 1999, por lo que no pudo participar en las mezclas y toques finales del disco; la banda dedicó el producto final a su productor. La composición de los temas del disco, se acreditó a toda la banda.

El sonido “clásico” de Yes queda en evidencia con el tema de apertura “Homeworld (The Ladder)”, en donde escuchamos en su comienzo el sonido de unas maracas kenianas interpretadas por Randy Raine-Reusch sobre unos colchones de teclados en donde se le suman la guitarra de doce cuerdas de Billy Sherwood (canal derecho) llevando el ritmo y la guitarra solista de Steve Howe, incorporándose luego la voz de Anderson con unos teclados que recuerdan mucho al estilo de Rick Wakeman. La canción (la más larga del disco) concluye de manera lenta con el sonido de la guitarra acústica de Howe, en donde Anderson canta sobre la verdad y la paz, acompañado de un piano sublime por parte de Khoroshev y en donde Randy Raine-Reusch imita el sonido del viento por medio de un instrumento antiguo denominado “bramadera” (bullroarer en inglés).

Con el sonido de unos lentos teclados, por encima de los cuales suena la delicada voz de Anderson, comienza otro buen tema de nombre “It Will Be A Good Day (The River)”, con unas letras de contenido optimista y en cuyos coros se nota la voz del bajista Chris Squire liderando los mismos; de igual manera escuchamos a Steve Howe alternando la guitarra acústica con la eléctrica, siendo acompañado por la guitarra rítmica de doce cuerdas interpretada por Billy Sherwood.

Luego escuchamos el tema “Lightning Strikes”, el cual comienza con un sonido de teclados que el propio Anderson identificó en sus presentaciones como un sonido de samba, cuando en realidad se trata del sampleado de un tema de los Kinks denominado “Phenomenal Cat” de su álbum “The Kinks Are The Village Green Preservation Society” publicado en 1968. Después de este comienzo suena la guitarra acústica de Steve Howe marcando un ritmo de carácter latino que me recuerda mucho a la canción “Teakbois” del álbum “Anderson, Bruford, Wakeman, Howe” de 1989. En “Lightning Strikes” se destaca también los tambores africanos de Alan White, el prominente bajo de Chris Squire y la incorporación de una sección de vientos por parte del conjunto “The Marguerita Horns”, liderados por el saxofonista Tom Keenlyside, quien había colaborado junto a Bruce Fairbairn en los discos que éste produjo para Aerosmith.

Sin solución de continuidad y con un evidente guiño a la canción “We Have Heaven” del álbum “Fragile” de 1971, comienza un minúsculo tema de nombre “Can I?”, con ritmos electrónicos programados por Rhys Fulber y escuchamos también las maracas kenianas y un antiguo instrumento de viento denominado didyeridú, interpretados por Randy Raine-Reusch.

Los ritmos electrónicos se funden en la siguiente canción denominada “Face To Face”, la cual viene a ser un rock de medio tiempo con la participación de todos los integrantes del grupo en unos coros muy típicos de Yes, en cuyas letras Anderson hace énfasis en que ellos están allí para recomponer los corazones rotos.

El siguiente tema lo constituye “If Only You Knew”, una balada en donde Steve Howe alterna la guitarra eléctrica con la lap steel; se trata de una canción de amor que, según se evidencia de las notas del disco, Jon Anderson le dedica a su esposa Jane Luttenberger. El puente de la canción me recuerda mucho a la suite “Quartet” incluida en el álbum “Anderson, Bruford, Wakeman, Howe”.

Posteriormente comienza el tema “To Be Alive (Hep Yadda)”, otro rock de medio tiempo, en donde escuchamos nuevamente a Randy Raine-Reusch, quien lleva el ritmo de la canción interpretando un instrumento de cuerdas de origen chino, denominado “zheng”; la melodía utilizada por Anderson al cantar, me recuerda al estilo de los temas incluidos en el álbum “Tormato” de 1978.

El disco sigue con “Finally”, un rock de medio tiempo con unos teclados al estilo de Wakeman que llevan el ritmo de la canción; la cual, cuando nos acercamos a su final, se evoca la última parte del tema “The Gates Of Delirium” (“Soon”) del álbum “Relayer” de 1974, con Steve Howe en la lap steel.

Seguidamente nos encontramos con “The Messenger”, la cual comienza con el sonido del bajo llevando el ritmo, en donde se intercala la guitarra acústica de Steve Howe realizando unos solos con la misma, y luego hacia la parte final del tema, intercambia unos solos de guitarra junto a Billy Sherwood. Jon Anderson señaló durante la gira, que las letras de la canción están dedicadas al músico Bob Marley, y mientras Anderson canta la estrofa final, escuchamos a Randy Raine-Reusch tocando unos platillos de dedos originarios de Camboya, los cuales tienen el nombre de “ching”.

El penúltimo tema del disco lo constituye “New Language”, el cual tiene un ritmo dinámico y cuyo sonido evoca la etapa clásica de Yes con una gran presencia de los teclados y un buen solo de guitarra por parte de Steve Howe.

El disco termina con “Nine Voices (Longwalker)”, tema de ritmo indio con Steve Howe en guitarra acústica y mandolina, y en donde sobresale el sonido de una tambura, instrumento de cuerdas de origen asiático e interpretado por Randy Raine-Reusch. Esta canción fue interpretada por Jon Anderson y Steve Howe en los funerales de Bruce Fairbairn.

La promoción del disco se efectuó mediante una gira mundial entre septiembre de 1999 hasta marzo del 2000, y con excepción de “Can I?”, “If Only You Knew” y “Finally”, los demás temas fueron interpretados en dicha gira. Para cuando la banda inició una gira denominada “Masterworks” entre junio y agosto del 2000, Billy Sherwood había dejado la banda y ningún tema de “The Ladder” fue interpretado, al final de dicha gira Igor Khoroshev también se fue. Solamente la canción “Nine Voices (Longwalker)” ha sido interpretada en vivo a partir del 2002 y solo muy esporádicamente.

Como dije al principio de esta reseña, “The Ladder” siempre me ha parecido una gran obra y lo considero como uno de mis discos favoritos de la banda, no será uno de sus clásicos pero lo escucho regularmente.


Para efectuar esta reseña me apoyé de diversas fuentes de internet incluyendo Wikipedia, la edición número 25 de la revista “Mellotrón”, así como en las entrevistas incluidas en el vídeo “House of Yes: Live from House of Blues”.